En el Día Mundial de la Radio, las Naciones Unidas reconocen el gran valor de la radio en la vida de millones de personas en el mundo y la capacidad de este medio de promover estos valores.
Durante mucho tiempo sostuve que la radio era el formato que encontró en Internet un gran aliado para la construcción de contenidos y, durante el tiempo en que tenía programa de radio, usaba Internet como soporte activo de mis contenidos en diferentes espacios, para búsquedas rápidas e interacción más orgánica con la audiencia en redes sociales. Mi enfoque permaneció inamovible hasta ahora, en que escribo esta nota y pienso que el asunto fue al revés: que Internet ha cogido mucho del espíritu de la radio para ser lo que hoy es.
En el Día Mundial de la Radio, la idea que las Naciones Unidas propone en tiempos de redes sociales es un poderoso concepto, que revalida lo que aprendí del formato. Tal y como señala António Guterres, secretario general de la ONU, “a través de ella se transmite información vital y se sensibiliza sobre cuestiones importantes. Además, es una plataforma personal e interactiva en la que las personas pueden expresar sus opiniones, preocupaciones y motivos de queja. La radio es capaz de forjar una comunidad”. Suena mucho a Internet.
Este principio de cobertura se mantiene, incluso, en nuestra era digital. La difusión de señal radial en alta calidad, el nacimiento de los podcasts y el reconocimiento por voz en asistentes virtuales acercan la comunicación a la experiencia más pura de la humanidad: la palabra hablada. Este soporte emocional, que vuelve cíclicamente a centrar la atención en la voz de un interlocutor, hace que la radio y la Internet mantengan vivo este proceso honesto de comunicación sin intermediarios.
La simbiosis de la radio con la Internet tiene muchas etapas. La primera es la presencia global del contenido hablado, cuando el mundo accedió a la banda ancha para la descarga veloz de programas. El “streaming” se popularizó al incrementar nuestra velocidad de conexión, y pudimos entender la idiosincrasia de ciudades distantes, de sociedades complejas y de zonas lejanas que compartían sus vivencias en segmentos de radio. La radio y la Internet nos ayudaron a derribar las fronteras.
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El otro gran momento de la radio y la cultura digital llegó con los podcasts, un formato de eterna revancha. Existen desde hace mucho, pero aun son pocos los que confeccionan su propia “parrilla de programación” basada en hábitos y gustos muy peculiares. Si hay un tema de conversación en el mundo, hay un podcast que hable de eso. Es cierto. La difusión libre de ideas, y la democratización de la radio como medio, provocó que el conocimiento no se encapsule en la gente, y que se comparta sin reparos.
Un tercer impacto vino cuando la radio entendió que Internet canalizaba mejor su función de servicio. Cuando las redes sociales llegaron a convivir con los conductores de radio, la horizontalidad se zanjó de inmediato. Era el reemplazo de la llamada clásica del oyente, pero le daba la potestad al comunicador a cargo para escoger, entre un mar de opiniones e historias, el contenido que encaje con el momento. Cuando ocurría una emergencia, ya no solo tenías llamadas, sino que los oyentes se convertían en tus ojos, tu comunidad se transformó en un gran hermano que potenció el mensaje. Mayor comprensión del panorama, precisión en los detalles, oportunidad del contenido. La radio aprovechó la omnipresencia del usuario para darle de vuelta el contenido organizado.
El mensaje central este 2019 es “Diálogo, Tolerancia y Paz”. Estas tres cualidades, sobre todo en redes sociales, escasea en cada discusión en redes. Estas tres columnas son necesarias en una sociedad con objetivos claros, y los nuevos espacios generados desde las redes en la misma radio tradicional ha permitido que nuevas ideas fluyan, que otras miradas atiendan las omisiones. “Desde su invención, hace más de cien años, la radio ha provocado nuevas conversaciones y ha difundido nuevas ideas en los hogares, los pueblos, las universidades, los hospitales y los lugares de trabajo de las personas. Hasta el día de hoy, el diálogo en las ondas puede servir de antídoto a la negatividad que a veces parece predominar en Internet, y por ello la UNESCO se esfuerza por aumentar en todo el mundo la pluralidad y diversidad de las emisoras de radio”, señala Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.
No hay otro formato que vincule las ideas y las opiniones como la radio, en donde las voces encuentran sitio en la línea de tiempo de cada historia. La Internet de hoy tiene mucho que asimilar de la radio de siempre, y este “maridaje” sigue dando nuevos sabores por experimentar. La clave en cualquier plataforma está en esas tres ideas, las mismas que han mantenido en pie al formato mas cercano a la emoción. La radio es, justamente, la representación de “Diálogo, Tolerancia y Paz” que la Internet de hoy debe replicar.
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