La anemia es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo es clave tanto la intervención de los ciudadanos como el abordaje multisectorial.
La anemia es una enfermedad prevenible y tratable que puede presentarse en cualquier momento de la vida. Se produce cuando no hay suficiente hemoglobina en el cuerpo para transportar oxígeno a los órganos y tejidos. Afecta a niños y niñas en la primera infancia, a mujeres en edad fértil, y a adolescentes mujeres.
A escala mundial, se calcula que padecen anemia el 40 % de los niños y niñas entre 6 y 59 meses, y el 37 % de las mujeres embarazadas.
Prevenir la anemia es muy importante, especialmente durante la gestación y en los primeros tres años, pues este es el periodo de vida en el que se dan el mayor número de conexiones neuronales, de 700 a 1,000 por segundo. Estas son la base de la salud mental y física del niño, de su capacidad de aprender y socializar.
Cuando la anemia afecta a un niño o niña, este proceso se ve perjudicado y dificulta que desarrolle al máximo su potencial. Un niño o niña que no ha padecido esta afección tendrá un mejor desarrollo integral y, en su vida adulta, se reflejará en que podrá acceder a mejores oportunidades laborales, mejorar su calidad de vida y contribuir más al bienestar de su familia, comunidad y país.
La anemia es una afección que debe combatirse desde distintos frentes: la familia, el Estado, el sector privado, las organizaciones sociales de base y la cooperación internacional.
Perú viene trabajando en la mejora de los paquetes de atención integral a la primera infancia. En este marco, se distribuyen gratuitamente suplementos de hierro a las madres gestantes desde la semana 14 de embarazo y a los bebés desde su cuarto mes de vida. La entrega de estos suplementos se realiza durante los controles periódicos de embarazo, crecimiento y desarrollo.
Cabe destacar que, actualmente, el país cuenta con un Plan Multisectorial para la Prevención y Reducción de la Anemia Materno Infantil para el período 2024-2030, cuyo objetivo es prevenir y reducir la prevalencia de anemia en niñas y niños, con énfasis en menores de 36 meses de edad y gestantes.
Este plan da un giro al abordaje de la anemia, ampliando la responsabilidad del sector salud hacia una acción multisectorial, con responsabilidades y objetivos concretos para cada sector. Por ejemplo, al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento le corresponde incrementar el acceso a agua potable, segura y saneamiento; y al Ministerio de Producción Agraria, incrementar el acceso a una alimentación más saludable.
¿Qué acciones complementarias se pueden implementar para prevenir la anemia? Aquí te lo contamos:
- Control del embarazo y del crecimiento y desarrollo integral del bebé desde que nace. Es importante tener en cuenta que es en la semana 14 del embarazo cuando la gestante recibe el suplemento de hierro, que debe consumir hasta treinta días después del parto. En el caso del bebé, es en el cuarto mes cuando recibe el suplemento. Al sexto mes, se le realizará su primer dosaje de hemoglobina, lo que permitirá saber si el bebé tiene anemia o no y determinar cómo continuará el consumo del suplemento. Acudir a los controles permite prevenir y detectar a tiempo la anemia gestacional e infantil.
- Clampaje o corte del cordón umbilical al momento de nacer este debe hacerse dos o tres minutos después de que nace el niño o niña. Al hacerlo, se le brindan 75 mg de hierro como hemoglobina, lo que representa un 25% de hierro adicional, un aporte que le permitirá prevenir la anemia en los primeros seis meses de vida.
- Lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida, que proporciona al bebé todos los nutrientes y líquidos que requiere, le brinda seguridad emocional y las defensas para protegerlo de las enfermedades.
- Dieta nutritiva, una medida que se aplica tanto a la gestante como al bebé a partir de los seis meses de edad, que es cuando, además de la leche materna, debe consumir otros alimentos. La dieta de la madre embarazada y del bebé desde los seis meses de edad debe basarse en alimentos ricos en vitaminas, minerales y proteínas de alta calidad, como la sangrecita, el hígado, el pescado de carne oscura, entre otros.
- Prevención de infecciones que puedan deteriorar la salud del bebé. Por eso, es fundamental el correcto lavado de manos con agua y jabón, y el consumo de agua clorada o hervida.
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