Los niños, niñas y adolescentes, que durante la emergencia sanitaria han permanecido en hogares donde existía un ambiente de violencia, han normalizado las conductas agresivas.
Desde enero a setiembre del 2022 se reportaron 1,131 casos de bullying en todo el Perú, de acuerdo con el Sistema SíseVe del Ministerio de Educación (Minedu). Esto significa un promedio de 9 a 10 casos que se reportan al día en los colegios peruanos.
El bullying, también conocido como acoso escolar, es un tipo de violencia caracterizada por conductas intencionales de hostigamiento, falta de respeto y maltrato verbal, físico o psicológico que recibe un estudiante en forma reiterativa por parte de uno o varios compañeros, con el objeto de intimidarlo, excluirlo o discriminarlo, según alerta el Minedu.
Aunque se trata de actos que atentan contra la dignidad y el derecho de todo estudiante de gozar de un entorno escolar libre de violencia, de acuerdo a cifras recogidas por la organización World Vision, al menos 1 de cada 3 escolares ha sido víctima de bullying a nivel mundial.
Para entender las causas detrás del acoso escolar y las maneras de afrontarlo, RPP conversó con Daniel Alfaro, presidente del CADE Educación 2022.
Escolares afirman tener poca capacidad de controlar sus emociones
Si bien la pandemia generó un estrés social profundo en toda la población, su impacto emocional en la primera infancia, los niños y los adolescentes fue mucho más grave, asegura Alfaro. El aislamiento social, el distanciamiento de familiares y la pérdida de seres queridos, han conducido a una inevitable inestabilidad que se refleja en comportamientos erráticos como el bullying, sostiene.
“Este panorama de desequilibrio emocional se evidencia en los resultados de la Encuesta Virtual de Aprendizajes 2021 (EVA 2021), donde en niveles como segundo de secundaria, solamente 1 de cada 10 estudiantes afirmaron ser autoeficientes emocionalmente; es decir, que tienen la capacidad de controlar sus emociones y darse ánimo ante la adversidad”, detalla Alfaro.
Adicionalmente, el también exministro de Educación, explica que los niños y adolescentes que durante la emergencia sanitaria han permanecido en hogares donde predomina un ambiente de violencia, se han visto expuestos a normalizar conductas agresivas. Resalta que mientras en la presencialidad los docentes eran capaces de identificar estas situaciones, la virtualidad limitó su rol vigilante.
Buscar apoyo tanto en la comunidad como en especialistas
Aunque en la mayoría de los casos reportados en la plataforma SíSeVe durante el 2013 al 2018 los estudiantes no identificaron un motivo aparente de la agresión, quienes sí percibieron una causa señalaron que fueron violentados por timidez (10%), apariencia física (7%), calificaciones tanto altas como bajas (5%), homofobia (2%), color de piel (2%) o por no ser de la capital.
A su vez, la Defensoría del Pueblo ha advertido que también se vienen presentando casos de bullying contra niños y adolescentes migrantes de nacionalidad venezolana. En ese sentido, Alfaro considera que es necesario que tanto desde la institución educativa como desde la familia trabajen en conjunto para resolver conductas erráticas, así como también prevenir posibles agresiones.
Además de capacitar constantemente a los docentes y directores, Alfaro considera que los cursos de Tutoría y Formación, Cívica y Ciudadanía pueden ser claves para fomentar una convivencia escolar sana.
Finalmente, dentro del hogar, especialistas recomiendan tener una comunicación diaria con los menores y brindarles un espacio de confianza para hablar del tema, además de estar atento a las señales de alerta como si la persona se aísla, su comportamiento es más agresivo o se excusa para no ir a clases.
"No hablarlo también es bullying" es una campaña de World Vision con el apoyo de RPP. Para conocer más detalles sobre esta iniciativa ingresa aquí.
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