La seguridad empresarial o industrial es una parte fundamental de cualquier negocio, planta o iniciativa. No solo porque busca minimizar los riesgos y accidentes de una operación, sino porque pone a los trabajadores como la parte más importante, de modo que todo lo demás tiene que acomodarse al principio de que la vida humana y su integridad están sobre todas las cosas.
Las empresas se han dado cuenta del valor de la seguridad, por ello “cada día son más las organizaciones que invierten tiempo y dinero en la salud y seguridad de sus trabajadores, conscientes de que el desarrollo y el alto rendimiento de las mismas no solo se logran por medio de la eficacia y eficiencia, sino también por el sentido de responsabilidad del recurso humano” (Fernández y Rincón, 2003).
Existen muchas formas, herramientas y metodologías para aplicar este aspecto de la ingeniería en las organizaciones, pero aquí voy a señalar las que, dentro de mi experiencia, son más convenientes, ya sea por la rapidez o por el impacto de los resultados:
1.- Alineamiento conceptual. Este es un mecanismo muy importante, que busca que los líderes de la seguridad de la organización estén adecuadamente preparados en conocimiento, habilidad y actitud, tres facetas vitales para desempeñarse de la mejor manera en la función que tienen asignada.
2.- Indicadores de control (key performance indicators, KPI). Si no se establecen los KPI de la organización, resulta muy complicado hacer un efectivo monitoreo de las acciones establecidas. Entre los principales, podemos mencionar los siguientes:
Accidente con pérdida de tiempo (ACPT): Este KPI nos permite registrar el número de accidentes cuya gravedad ha llevado al trabajador a marcharse del centro de labores por más de un día a fin de recuperarse.
Accidente sin pérdida de tiempo (ASPT): Aquí hablamos de un accidente no grave, que le permite al trabajador continuar con sus labores luego de un tratamiento en el Servicio Médico.
Incidente: Este es un evento imprevisto, que interrumpe temporalmente las labores, pero que felizmente no genera ninguna lesión en los trabajadores.
Índice de frecuencia de accidentes: Este KPI señala cuántos accidentes han ocurrido dentro del lapso en el que los trabajadores han estado expuestos a algún riesgo en su centro laboral. Técnicamente corresponde al “número total de accidentes con lesiones por cada millón de horas-hombre de exposición al riesgo” (HySLA, 2018a).
Índice de severidad de accidentes: Este indica qué tan graves son los accidentes que ocurren en la organización. Lo que mide son cuántos días se pierden por cada mil horas de trabajo. Para lograr una mayor precisión, conviene calcular este índice separadamente con respecto a los accidentes que hayan producido casos de incapacidad o muerte (HySLA, 2018b).
3.- Hora de la seguridad. Esta es una herramienta muy poderosa que funciona de manera rotativa con otras áreas. Consiste en que, según una programación anual, los responsables por la seguridad de la empresa visitan distintas áreas y entre todos se realiza una evaluación pormenorizada sobre los siguientes temas: personas, procesos (situaciones inseguras) y propiedad (infraestructura).
4.- Charla de cinco minutos. Es otra herramienta de gran impacto. Consiste en que, de manera diaria, se reúnen grupos o equipos de trabajo para tocar un tema referente a la seguridad de todos los integrantes.
5.- Señalética de seguridad. Empleando carteles, símbolos universales y colores llamativos, debemos desarrollar un sistema de señales que adviertan de posibles riesgos en las instalaciones, a fin de disminuir la ocurrencia de accidentes. Asimismo, nuestra señalética puede recordar qué pasos debemos seguir en caso de emergencia. Esta es una práctica que resulta obligatoria en cualquier espacio público, pero que en el caso de lugares de trabajo se vuelve vital.
6.- Equipos de protección personal (EPP). Los EPP son elementos como cascos, protectores faciales, gafas de seguridad y zapatos de punta de acero, todos especialmente diseñados para proteger a los trabajadores de cualquier tipo de lesión o enfermedad que pudiese resultar del contacto con químicos, máquinas, etcétera.
Obviamente todas estas herramientas, sin una metodología adecuada, se pierden en las complejidades diarias. Por lo tanto, es vital considerar que su implementación nunca se puede aplicar de manera intempestiva y menos esperar obtener resultados en el corto plazo.
Esto debido a que muchos de los principios que se buscan modificar están firmemente afianzados en la cultura de los colaboradores, lo que quiere decir que para obtener resultados válidos y que se mantengan en el tiempo, se debe avanzar por aproximaciones sucesivas buscando cumplir con algunas metas de más fácil aplicación antes de pasar a otras que puedan estar más estructuradas y que, por lo tanto, sean más difíciles de completar.
Las claves para el éxito de un programa como este son seis: liderazgo, participación, empoderamiento, ejemplo, capacitación y tiempo.
No existe posibilidad de realizar un plan de seguridad industrial sin la participación activa del liderazgo.
En temas de seguridad nunca se termina de implementar y mantener los cambios. Una vez que se llega a la meta, mantenerse ahí se vuelve una necesidad que no es fácil de lograr.
Debemos recordarlo siempre: el mayor enemigo de la seguridad es la rutina.
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