Estamos viviendo años de cambios en los hábitos de consumo que se producen de manera muy veloz y el Perú, a pesar de estar bastante rezagado en comparación con otros mercados como los asiáticos, no está siendo ajeno a las tendencias globales. La aparición de aplicaciones de delivery y su rápida penetración en los usuarios de smartphones ha generado un nuevo canal de ventas que cobra cada vez mayor relevancia para el negocio de la comida y del retail.
Evidentemente, esto ha originado un nuevo rubro de empleo, desde motociclistas que se convierten en agentes de reparto hasta tenderos dedicados exclusivamente a la búsqueda de artículos seleccionados por un consumidor desde la comodidad de su casa u oficina a través de su smartphone. Así, Domicilios, Glovo, Uber Eats y varias otras apps, incluyendo a la más reciente Rappi, empiezan a volverse plataformas indispensables para muchos consumidores de Lima y de las ciudades principales del país, cuya frecuencia de uso empieza a incrementarse de manera exponencial.
Pero ¿qué factores influyen en los consumidores para que empiecen a adoptar de manera tan rápida este nuevo tipo de hábitos de compra? Podemos verlo desde la perspectiva del costo/valor que representa para el consumidor el no tener que moverse de su oficina y ganar tiempo para avanzar con el trabajo, el no perder tiempo de descanso o relajo en casa para tener que ir a comprar al supermercado, o el facilitar la vida de consumidores con circunstancias personales complejas que no les permiten movilizarse con plena libertad. Ese beneficio obtenido tiene un costo: el precio de la inmovilización.
Podríamos decir que el costo promedio del servicio de delivery/traslado de estos aplicativos es de seis soles. En otras palabras, el consumidor, probablemente de manera inconsciente, sabe que ese es el precio por no tener que desplazarse para poder comer, comprar o llevar algún tipo de producto o artículo. Y hay una cadena de valor que se genera para capturar ese ingreso, lo que crea nuevos puestos de trabajo y dinamiza el negocio de muchos restaurantes, tiendas de conveniencia, supermercados, farmacias y todo tipo de rubros.
¿Qué consecuencias trae este cambio de hábitos de consumo? Probablemente haya muchos factores positivos: ahorro de tiempo por parte del usuario, mayor generación de ingresos para los negocios, ahorro en costos de delivery para muchos rubros, accesibilidad a soluciones de última hora. Sin embargo, otros efectos no tan buenos pueden empezar a surgir en paralelo: incremento del sedentarismo al mantener a los usuarios inmóviles para obtener algo que antes requería movilizarse y realizar algún tipo de esfuerzo físico; también es posible que haya una tendencia hacia cambios no tan saludables en los hábitos de alimentación en muchas personas, ya que ahora pueden satisfacer determinados antojos que antes, en ciertos lugares o momentos, eran inaccesibles; otro ejemplo es el aumento en la circulación de motos lineales en la ciudad, muchas de los cuales, hay que decirlo, no respetan las normas de tránsito y generan también un incremento en el tráfico.
Este nuevo canal de compras traerá nuevos formatos de servicio e innovaciones en el corto plazo, tendencia que no se detendrá, pues su penetración y frecuencia de uso crecerá a un ritmo vertiginoso, y esto ocurrirá porque aún existen muchos consumidores dispuestos a pagar el precio de la inmovilización.
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