En los últimos 12 meses, la convivencia con la pandemia de la COVID-19 ha generado un cambio drástico en las finanzas personales y familiares de la población, modificando nuestros ingresos, nuestros gastos y nuestra capacidad de ahorro y endeudamiento.
Los nuevos ingresos
Muchas personas perdieron su empleo, y muchas otras vieron disminuidos sus ingresos, ya sea porque entraron en suspensión perfecta de labores, les redujeron el sueldo o las ventas de su negocio no volvieron a ser las mismas.
En esta coyuntura, salió a relucir la creatividad y el espíritu emprendedor de los peruanos, a través del “autoempleo”. Así, algunos optaron por implementar negocios propios en diversos rubros, como repostería, cocina, ropa y calzado, joyería, equipos de protección personal (mascarillas, protectores faciales, termómetros, etc.) e implementos de acondicionamiento físico (mancuernas, pesas, fajas, etc.). Otros, en cambio, decidieron compartir sus habilidades a través de servicios remotos (telemedicina, contabilidad, asesoría legal, asesoría financiera, etc.), o mediante clases particulares de los temas que dominan (decoración, manualidades, diseño, marketing digital, etc.).
La “nueva normalidad” trajo consigo una nueva forma de obtener recursos, la cual llegó para quedarse.
Los nuevos gastos
Los hábitos de consumo de las familias peruanas se han modificado de forma considerable por la pandemia.
Por un lado, se incurre en mayores gastos de protección y cuidado de la salud (medicinas, mascarillas, protectores faciales, termómetros, pulsioxímetros, etc.), productos de limpieza y aseo personal (desinfectantes, jabones, alcohol en gel, etc.), compra de electrodomésticos y equipos de cómputo (debido al mayor tiempo en casa y el teletrabajo) y gastos de mejoramiento del hogar.
Por otra parte, ha disminuido el gasto en transporte (gasolina o pasajes), consumo en restaurantes (almorzamos y cenamos más en el hogar), entretenimiento (viajes, cines, teatros, conciertos, bares, discotecas, karaokes, etc.), así como ropa y calzado.
Finalmente, no olvidemos los gastos adicionales de aquellas familias que tuvieron algún miembro contagiado con la COVID-19, llegando en algunos casos a varios miles de soles.
El ahorro en pandemia
Pese a que la reducción de los ingresos ha sido mayor a la disminución de los gastos, otro aspecto destacado de la “nueva normalidad” es el incremento del hábito del ahorro familiar, con el fin de estar mejor preparados para afrontar nuevos imprevistos, tomando en cuenta los menores ingresos y la incertidumbre sobre la pronta recuperación económica.
Restricción del crédito
Debido al desempleo y la quiebra de empresas, las instituciones financieras se muestran más cuidadosas al momento de otorgar un préstamo o una tarjeta de crédito, por lo que hoy es menos sencillo obtener nuevo financiamiento.
Sin embargo, aquellas personas que mantengan un buen historial crediticio y puedan demostrar que aún perciben ingresos, siempre podrán acceder al crédito.
¿Cómo afrontar lo que viene?
Si bien se proyecta una recuperación importante de nuestra economía, esta no sería suficiente para llegar a niveles pre-pandemia, por lo que debemos seguir asumiendo una “economía de emergencia”.
En este sentido, las principales recomendaciones serían: (i) ordenar nuestras finanzas personales, (ii) no gastar más de lo que ganamos, (iii) pagar siempre nuestras deudas a tiempo y (iv) incrementar nuestra capacidad de ahorro.
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