La ruta comienza en China, país poderoso desde el punto de vista económico, militar y con ciertos matices políticos de mano dura, cosa que está a prueba con las protestas en Hong Kong. Es este líder emergente el causante de la pandemia mundial. Serán los expertos en medicina y epidemiólogos quienes harán la función de detectives para rastrear el origen, causa y posible cura de este virus. Aquí es donde se debate: ¿cuál es la posición de China respecto a la divulgación de información? Pues a decir de esta experiencia es muy limitado. A pesar de que el mundo considera a China un pilar importante en el desarrollo de una economía liberal, parece no considerar o no estar al tanto de que existen otros fundamentos que soportan al liberalismo institucional, entre ellos la cooperación y transparencia entre estados liberales que permitan anteceder a riesgo, en especial a uno denominado “guerra”.
Es así como China no se ha tomado en serio el rol de ser un pilar del liberalismo institucional, ya que prefiere el ocultamiento y el secretismo. Mantuvo esta posición por algunas semanas durante el mes de diciembre del 2019, pensado que sin la necesidad de cooperar podía resolver un problema de escala mundial. Y de estos hay ejemplos en los últimos años como el ébola y el SARS, en los que los protocolos internacionales fueron activados a través de una coordinación internacional.
Fue después y en el transcurso de la pandemia que China ha buscado cooperar brindando ayuda a varios países con pruebas médicas y equipos que permitan detectar en virus, ya avanzado en varias plazas. Es decir, China no se ha asumido como un rol significativo en el proceso de lucha contra una pandemia. Su liderazgo político es limitado y hasta casi inexistente dentro del avance de esta pandemia. ¿Ese es el próximo líder mundial?
Puedo dividir al mundo liberal en dos grupos, los que no saben qué hacer y los que creen que siguen siendo líderes del mundo liberal. El primer grupo está conformado por Europa continental. Este ha visto cómo su estilo de vida al verse amenazado ha buscado formas de reinventarse. Así, provocando una irresponsabilidad que ha llevado a ciertos países a estar dentro de los primeros puestos de contagiados, y lamentablemente de muertes. Aquí otra vez falla el sistema liberal dentro de su concepción. No fue un estado fuerte que suprimió derechos e hizo entender a la población las necesidades y las posibles consecuencias. No es intención de esta entrada criticar los esfuerzos de miles de médicos y sistemas de sanidad con su personal, sistemas y protocolos de seguridad. Pero sí es claro que no hubo visión para atender la necesidad y riesgos a los cuales se enfrentaba una población indefensa. Se puede ver que los países de Europa han actuado de manera dispersa y desarticulada.
El segundo grupo son países como Estados Unidos y el Reino Unido, que todavía asumen que los poderes económicos son el único pilar del avance hacia un mundo liberal. Estos son más que remedos poderosos de mercantilismo puro y piden que su población se sacrifique en pos de las ganancias de otros. Bajo esa consigna esperan que sus poblaciones y su buro político continúe como si nada estuviera bajo cuestionamiento alguno. Aquí más parece un rechazo a cualquier información externa. Todo esto arguyendo que las noticias e información proveniente de afuera está “contaminada”, y que ello y su sistema tienen no solo la situación controlada, incluso derrotada. Es en estos países donde pareciera que la idea de inmunidad hubiera estado presente todo el tiempo. Al momento de escribir estas líneas, esa situación para estar cambiando para mal.
Debido a la ausencia de líderes globales, esta pandemia se ha expandido con facilidad y demuestra que ni el liberalismo económico puro representado en China ni el mercantilismo de los Estados Unidos o el Reino Unido han sido suficientes para tomar las riendas de esta situación. Estos líderes han buscado desarrollar sus poderes económicos como elementos claves para “regresar” o mantenerse en su estatus de líderes mundiales. Esta situación evoca la fábula “El rey desnudo”.
El rey es engañado y convencido de llevar un traje invisible (poderes económicos) y ningún cortesano (los sometidos a esos líderes) se atreve a decirle al rey que está desnudo, solo un niño (con aires de honestidad y sin deudas o compromisos) es quien se atreve a decirle al rey que sí lo está, lo que genera una carcajada entre los cortesanos y sus súbditos. Esto lleva al rey a un aprendizaje de ser humilde y no dejarse guiar por las apariencias. En este caso, la COVID-19 es ese niño honesto que sin desparpajo le ha dicho a China y otros líderes mundiales que están desnudos. Lo lamentable aquí es que esto no arranca carcajadas, sino llanto, tristeza y desesperación en la población que sufre los estragos de la falta de visión de los líderes mundiales.
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