El primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) corresponde a la eliminación de la pobreza extrema para el 2030. Al respecto, sin duda, hay avances significativos, pero la COVID-19, lamentablemente, revertirá en el 2020 todo lo avanzado.
La pobreza extrema a nivel mundial
Según el Banco Mundial, en 1990, el 36 % de la población del mundo —1 900 millones de personas— vivía con menos de US$1.90 por día (pobreza extrema). Y en el 2015, se redujo a 10 % de la población mundial, equivalente a 734 millones de personas en dicha época.
La recesión general, ocasionada por COVID-19, afecta con mayor consideración a los más pobres, como siempre. Y se complica más la situación por la caída del precio del petróleo al nivel más bajo de los últimos 18 años. El desempleo forzoso, las menores remesas del exterior, la subida de los precios de productos básicos y las limitaciones de los servicios de salud y educación, entre otros, también explican esta difícil coyuntura que nos toca enfrentar.
En este panorama, el Banco Mundial estima que, aproximadamente, 60 millones de personas caerán en pobreza extrema en el 2020, con lo cual este nefasto indicador mundial llegaría a 9 % de la población.
El concepto de pobreza multidimensional
Los datos citados anteriormente hacen referencia estrictamente a la llamada ‘pobreza monetaria’. Sin embargo, un concepto más relevante corresponde a la ‘pobreza multidimensional’, que involucra el acceso a la educación, los servicios básicos, vivienda, salud y seguridad. Considerando estos factores, la pobreza extrema es 50 % más alta que la referida únicamente a pobreza monetaria.
Una consideración importante también está referida a una franja de la población que emerge de la pobreza, pero que puede regresar al estado de pobreza con relativa facilidad y rapidez, debido a situaciones de crisis económica como la actual, inseguridad alimentaria o efectos del cambio climático que impactan su condición de vida.
El Índice de Pobreza Multidimensional en el Perú
Una persona es considerada multidimensionalmente pobre si sufre carencia en, al menos, 33 % de los indicadores de nutrición, mortalidad infantil, años de escolaridad, asistencia escolar, combustible para cocinar, saneamiento, agua potable, electricidad, vivienda y activos.
Hasta el 2019, nuestro país destacaba como uno de los que más había reducido las carencias que mide el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI). Según este índice, el Perú redujo de 20 % en el 2006, a 12.7 %, en el 2019 el porcentaje de población en situación de pobreza multidimensional.
Además, Perú mostró una tendencia favorable al cerrar esta brecha entre la población rural y urbana. Muestra también como un dato interesante que la reducción de la pobreza multidimensional en menores de edad ha sido más acelerada que en adultos.
Aún persiste la incertidumbre en el país a todo nivel y, por tanto, no sabemos el impacto sobre la pobreza multidimensional, pero es seguro que el 2020 habrá un retroceso importante. La magnitud dependerá de nuestra capacidad como país para gestionar con celeridad esta crisis sanitaria y económica.
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