La importancia del mar peruano para la alimentación humana es indudable. La prueba irrefutable es que nuestro país sigue exportando cifras importantes a países tan vastos como China –según ADEX, en el 2018 a ese país llegó el 45% del total de exportaciones marinas– y con variedades como la concha de abanico, langostinos, perico y pota. Esto no es una novedad: el procesamiento pesquero en el Perú siempre estuvo determinado por la venta a mercados del exterior, sea harina, congelado o conservas.
De hecho, nuestro mercado nacional no puede absorber toda la producción y, por ello, el procesamiento está fuertemente vinculado a los compradores extranjeros. Esto ha ido fluctuando con los años, debido a los cambios de la disponibilidad, las condiciones comerciales, la caída de ofertantes. Sin embargo, las cifras del 2018 han sido positivas y demuestran una mejor performance, ya que las exportaciones pesqueras han alcanzado ventas por US$3.1 mil millones, es decir, se ha incrementado en 13% (en valor) respecto al 2017.
Este aumento se sostiene, principalmente, en los productos para el consumo humano directo, que ha crecido en 27% respecto al año anterior. Sin duda, esto es reflejo del impulso que ha alcanzado la venta externa de productos congelados, entre ellos, la pota. Entrando en el detalle de la performance marina del año que pasó, las ventas de este invertebrado de grandes dimensiones crecieron en 58% (en valor monetario) durante el 2018, respecto al 2017. A la par, otros principales productos de exportación fueron la harina y el aceite de pescado, así como el langostino y el perico, cuyos niveles de exportación se han mantenido (o con crecimientos pequeños) en el mismo periodo. Es así como el valor comercial de estos productos compensa la breve disminución en el volumen de ventas.
Igualmente, es importante destacar el incremento en el 2018 de las exportaciones de atún en conservas, que ha sido del 111% respecto al año 2017. Es decir, ha sido el producto pesquero de mayor crecimiento en sus exportaciones. Por otro lado, respecto a los destinos, como dijimos antes, China compra el 45% del total de los productos pesqueros (y más del 80% de harina de pescado), seguido por Estados Unidos (con productos de alto valor), España, Corea del Sur y Japón.
En este panorama, este dinamismo pesquero debe ser atendido para seguir pensando en nuevos modos de mirar nuestros océanos. Porque, así como nos ofrecen paisajes de belleza natural, los mares también proveen empleo y son fuente de alimento.
Es responsabilidad del Estado (y del resto de actores involucrados en el Gobierno) actualizar las medidas de manejo pesquero, proteger hábitats clave de nuestro mar y reducir la pesca ilegal pues ello no solo permitirá mejorar la condición de los océanos sino además alimentar a los peruanos y al mundo. El reto no es menor. Los estudios han demostrado que las poblaciones de peces pueden recuperarse con cierta rapidez cuando se interviene con un manejo basado en la ciencia. Esto no solo permitiría recuperar los stocks en el mar y manejarlos de forma racional sino generar suficientes alimentos nutritivos para millones de personas cada día.
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