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El intelectual y el obrero

Han pasado más de cien años de la publicación del ensayo de Manuel González Prada, pero la vida de los intelectuales y de los obreros sigue siendo poco comprendida y, en gran medida, muy cerca de la informalidad.

Una de las preocupaciones que más obsesionaron a Manuel González Prada durante su vida fue la de ser considerado como un hombre que no se encontraba preparado para la acción. Luego de su renuncia al partido “Unión Nacional” en 1902 y su acercamiento al anarquismo, la política y la prensa nacional lo empezaron a percibir como alguien en el que no se podía confiar, y la mejor venganza consistía en tomarlo como un intelectual abocado a las letras y alejado de la verdadera política, aquella que se hacía de la puerta para afuera. De vez en cuando, algunos amigos cercanos lo buscaban para formar alguna lista y así lanzarse a algún cargo público, pero él declinaba gentilmente, pues sabía que las alianzas políticas no duraban mucho. Tarde o temprano, los amigos se enfrentarían en pugnas internas. Ya sabía cómo terminaba la película.

Es en este contexto –un momento en el que recién empezaba a construirse la política peruana moderna– en que González Prada escribe “El intelectual y el obrero” (1905), un ensayo donde compara la labor del trabajador manual con la del pensador. Para él, es un error creer que se trata de ocupaciones alejadas, pues tanto uno como otro necesitan del pensamiento como de las manos (el único trabajador que no piensa, dice, es la máquina). Pero tal vez lo más importante es que solo será por medio de la unión de ambas figuras que podrá alcanzarse la revolución mundial, esto es, la revolución que va más allá de la revuelta local (solo interesada en derrocar a presidentes y entregar el poder a nuevos caudillos) y que aspira a una justicia universal. Es ahí donde el trabajador y el intelectual se encontrarán en armonía, pues tanto uno como otro contribuirán al bienestar de la Humanidad. Es ahí donde el autor de Horas de lucha, al menos imaginariamente, podía reconciliarse con las demandas que le exigía la vida política de su tiempo.

Han pasado más de cien años, pero la vida de los intelectuales y de los obreros sigue siendo poco comprendida. Los primeros, porque no parecen tener un propósito concreto en medio de nuestra muy concreta realidad; los segundos, porque dependen de contratos incomprensibles y de muy corta duración. En las condiciones en la que nos encontramos, además, no es raro encontrar a muchos de ellos que trabajan en la informalidad. Escritores, periodistas, profesores, filósofos, científicos, traductores, por un lado; panaderos, operarios, estibadores, carpinteros, peones, por el otro. Solo bastaría con acercárseles y preguntarles si reciben el sueldo que les corresponde. Por ello no está de más recordar lo que dice González Prada en la primera parte de este ensayo: “Las obras humanas viven por lo que nos roban de fuerza muscular y de energía nerviosa”. Es necesario hacer saber al público –aquel público que va a leer un libro o comer un pan en su mesa, como en cualquier día de la semana– que la presencia de uno y del otro es tan importante para la vida diaria.

El comentario que aquí escribimos lo hacemos en ocasión de la presentación del libro El intelectual i el obrero, en una publicación que ha estado a cargo de la Casa de la Literatura Peruana y que hoy se presenta en el Centro Cultural de Ate. Se trata tal vez de la primera edición de un libro de González Prada que trata de sintetizar la palabra y la calle, pues lo que se ha hecho es presentar el famoso ensayo que aquí hemos comentado en grandes y coloridas letras de molde. Muchas de las frases de Prada no solo están hechas para leerse sino para utilizarse en una marcha o en un plantón, y estas páginas pueden servir muy bien como modelo. Por otro lado, también cabe resaltar la elección del lugar para la presentación, pues Ate fue el lugar en el que a comienzos del siglo XX se encontraban las fábricas textiles y donde, además, se formaron los primeros núcleos anarcosindicalistas del Perú. 

La cita es hoy a las 7.00pm en el Aula 3 del Centro Cultural de Ate (kilómetro 7.5 de la Carretera Central, Ate). La Caslit repartirá ejemplares gratuitos por única vez. La versión digital se puede descargar aquí.

Carátula del libro El intelectual y el obrero (2019), de Manuel González Prada
Carátula del libro El intelectual y el obrero (2019), de Manuel González Prada | Fuente: Casa de la Literatura Peruana
NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Docente del Programa de Humanidades de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Investigador de la obra de los escritores de Luis Loayza, Sebastián Salazar Bondy y Jorge Luis Borges. Con profundo interés por las historias de Lima y su evolución. Licenciado en Literatura por la UNMSM y magíster en Literatura Peruana e Hispanoamericana por la misma universidad.

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