“He votado electrónicamente porque es la manera más cómoda. No tengo que salir de casa (esta semana, la sensación térmica ha llegado hasta los -12° centígrados). Puedo elegir el momento más cómodo del período del i-voting y hacerlo desde mi ordenador”
Kersti Luha, artículo de El País sobre el i-voting, orgullo estonio.
El ausentismo registrado en las Elecciones Generales del 2021 fue el mayor de los últimos 20 años según los registros de la ONPE. De los más de 24 millones de peruanos que estaban habilitados para ejercer su derecho a voto, 7.1 millones no acudieron a las urnas. En términos porcentuales, el ausentismo llegó al 29.976 %.
En tiempos de pandemia, es entendible que algunas personas no cumpliesen con este deber cívico por su edad avanzada o sus condiciones de salud. Sin embargo, también hubo otras que se ausentaron por temor, uno que no se manifiesta cuando acuden a un supermercado o un restaurante, lo que puede ser mucho más riesgoso, según los entendidos.
Con la pandemia, se produjeron avances notables y transformaciones digitales en numerosos campos. Consideramos que deberían empezar a evaluarse opciones que permitan una mayor participación ciudadana. En el mundo existen experiencias notables como Estonia, donde se puede votar desde casa, a través de un ordenador conectado a internet. Para ello, se exige un registro previo del ciudadano con su número de identificación y se recibe un acceso para votar durante un periodo de varios días. En algunos países, incluso, se prueban aplicativos para votar desde el celular.
Este tipo de medidas no solo facilitan el voto interno, sino también el de los ciudadanos nacionales que viven en el extranjero. En este último proceso, se presentaron muchos problemas en la instalación de mesas de los distritos de Miraflores, San Borja, San Isidro y Surco, por la ausencia de miembros de mesa y la falta de voluntarios para asumir esa responsabilidad. En distritos con buena conectividad a internet, el voto electrónico puede ser una opción factible, como complemento al voto presencial en las zonas con dificultades de conexión a internet, como los pueblos rurales de nuestro país.
Aunque deseamos lograr un mejor uso de la tecnología de la información (TI) existente, para hacer más efectivos estos procesos, también hay otras experiencias del ámbito logístico que, a pesar de que no son necesariamente tecnológicas, tuvieron un impacto notable para facilitar el proceso de votación y hacerlo más seguro. En Estados Unidos existe la posibilidad de votar durante varios días en las primarias, a fin de evitar la aglomeración de gente en un solo día de votación.
Muchos países también realizan campañas con anticipación para concientizar a los jóvenes sobre la importancia de sus roles como miembros de mesa y evitar que su ausentismo dificulte la instalación de las mesas electorales el mismo día de votación. Chile, en sus últimas elecciones, incluyó una franja para adultos mayores en la tarde (de 2 a 5 p. m.), donde se les concedía acceso directo sin cola. También podían participar personas de otras edades, pero los adultos mayores tenían prioridad para no ser afectados por demoras en la instalación de las mesas.
Tenemos derecho a ejercer el voto y decidir el destino de nuestro país eligiendo la opción que mejor nos parezca. A su vez, el Estado tiene la obligación de facilitar que podamos ejercer ese derecho. Es hora de que las autoridades tomen decisiones que impulsen cambios significativos en beneficio de todos, con el apoyo de la población civil.
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