Soy consciente de que el presente artículo puede transmitir sensaciones distintas, positivas y negativas. ¡Qué bueno! Tengo la necesidad personal de expresar lo que vivo diariamente con el mundo empresarial.
Los perfiles en el campo laboral son diversos. El mundo empresarial, en mi experiencia aplicada a directores, gerentes, asesores, entre otros cargos y niveles, me ha permitido poder identificar dos perfiles de profesionales: los condescendientes y los retadores.
Como siempre, existen los puntos medios entre ambos. Pero para entenderlo mejor identificaremos cada uno de ellos. Empecemos con los condescendientes y sus principales características.
Primero, es necesario presentar este perfil. Hablamos de profesionales de personalidad dócil, que rara vez expresan su desacuerdo, que no participan en discusiones relevantes o álgidas, que no requieren mostrar su posición, que son muy diplomáticos, que no proponen cambios considerables sin asegurarse que serán bienvenidos por sus superiores y que difícilmente se meten en problemas.
Algunos dirán que es el perfil ideal, aunque puede ser difícil evaluar si es que lo que dicen y hacen es realmente lo que sienten y piensan. Mi experiencia me dice que muchas veces no lo es. Algunos dicen que son los más inteligentes porque “flotan sin problema en la organización”. En este sentido, el presidente de directorio, gerente general o gerente sabe que tiene un aliado, pero también sabe que es un elemento que no se arriesgará a sugerir una idea diferente a la suya.
Los retadores son muy distintos. Normalmente, son claros en exponer sus opiniones, sustentan opiniones distintas cuando lo amerita, buscan objetivamente lo mejor para la empresa aunque tengan que entrar en discordia con su jefe. Es una persona un tanto incómoda para su jefe, escucha atentamente, puede ser imprudente y se les suele considerar rebeldes.
Siempre existen puntos medios entre ambos perfiles. Ceder siempre es necesario cuando se agota la discusión y la mayoría opina lo contrario, algo que suele ocurrir. Otras veces, los temas son más de fondo, llámese éticos, estratégicos, humanos y/o de conciencia. Estos son a los que yo llamo “sacrificio”. Las preguntas son: ¿La decisión tomada afecta algunos de estos factores antes mencionados? ¿Planteas tu posición con sustento y documentada? ¿Has probado hacerlo en otro ambiente o momento? ¿Has respetado las jerarquías para trasladar tu preocupación? De ser así, esa empresa no es en la que debes permanecer. Insisto, es más fácil ser condescendiente.
Como siempre se dice, todo extremo es malo. Cede, sustenta, respeta, pero no sacrifiques.
El mejor consejo es ser leal a tus principios, aunque tengas que “remar contra la corriente”, como en temas familiares con tus hijos. Te podrá quitar popularidad, pero nunca respeto cuando uno es consecuente.
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