Esta semana, el marcador de velocidad y kilometraje que tiene incorporado mi bicicleta me recordó que ya pasé los 2 mil kilómetros de recorrido. Compré mi bici hace aproximadamente un año y medio, así que en realidad no es una gran distancia tomando en cuenta el tiempo que está conmigo. Antes, tuve otras bicis con las que iba al trabajo pero no venían con el contador.
Cuando el clima no es extremo o llevo conmigo pocas cosas, suelo usar la bicicleta como mi principal medio de transporte. Tomando en cuenta que la distancia de mi casa a la oficina es de 5.5 km (11 km si sumamos ida y vuelta), en el último año y medio fui aproximadamente 181 veces en bicicleta al trabajo.
Normalmente, cada viaje de ida o vuelta me toma unos 20 minutos. Esto es una gran diferencia pues, cuando debo ir en auto, el promedio es de 40 minutos por viaje. Me llena de alegría pensar que, gracias a mi bici, evité 120 horas de estar sentado en un auto. Son 120 horas que le he sumado a mi vida para poder usarlas con mi familia, en mi oficina o dedicado a mis hobbies, que son muchos.
Por supuesto, me alegra mucho saber que le he ahorrado a otros la molestia que supone tener un auto más en las calles: ocupando espacio, quemando combustible, contaminando y atorando el tráfico en nuestra caótica ciudad. Seguramente, he ahorrado dinero también, aunque no creo que mucho, tal vez unos mil soles. Pero, definitivamente, he ganado en salud.
En la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, mi centro de trabajo, somos alrededor de 15 las personas que vamos en bicicleta. Si bien siempre tuvimos ciclistas frecuentes, este ha sido un hábito en formación que empezó a consolidarse hace unos ocho años con un programa de incentivo al uso de bicicletas que nos diseñaron nuestras amigas de B-Green. Ellas nos dieron unos consejos sencillos sobre cómo habilitar un estacionamiento seguro, poner casilleros, duchas y carteles. A la vez, identificaron un grupo de personas que vive a una distancia “pedaleable” y les diseñaron rutas seguras. La mayoría de personas que actualmente van en bici a la SPDA ni siquiera formaron parte de ese programa inicial, pero al llegar a la SPDA han encontrado las facilidades y la práctica para su uso.
Lo que he visto, a una escala muy pequeña en la oficina, es que si se generan las condiciones, se da seguridad y se transmite un mensaje positivo, las cosas escalan naturalmente. Lima es una ciudad con un potencial enorme para el transporte en bicicleta. Con una inversión relativamente pequeña en ciclovías y educación vial podríamos ahorrarnos miles de horas perdidas adentro de autos de un solo pasajero que ocupan espacio y generan contaminación y estrés. Ese tiempo “extra” que podemos sumar a nuestras vidas es invalorable.
Imagínese tener más tiempo al día, sin necesidad de dormir menos, para estar en casa, ir al cine, trabajar o simplemente escribir un artículo como este. A algunos les aconsejan dejar el cigarro para aumentar su esperanza de vida. Yo prefiero darles un dato más certero: usen su bicicleta.
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