En pasadas ocasiones he podido discutir el tema de la situación crítica que venimos enfrentando con el cambio climático. Somos muchos los que mostramos una gran preocupación por esta crisis que se ha venido desarrollando en los últimos años. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de libros, advertencias y publicaciones académicas que se han publicado al respecto, una de la más influyentes se retrata en el libro de Bill Gates, “¿Cómo detener un desastre climático?”. Bill Gates hace un esfuerzo tremendo por retratar la desagregación del problema y una exploración de posibles soluciones que podríamos tomar para llegar al objetivo principal definido por el Acuerdo de París del 2015, que es de contener las temperaturas entre 1.5ºC. a 2ºC. para el 2050. Ahora bien, Bill Gates comprende bien que el objetivo corresponde al de neutralizar nuestras emisiones de gas invernadero hasta el cero con premura. Para lograrlo, Gates propone la adopción de las mejores prácticas, la inversión consciente, y la innovación pueden direccionar a las economías a electrificar tanta actividad humana como sea posible.
Para empezar, discute que la energía producida con combustibles fósiles tiene que ser reemplazada por la renovable, aquella que se ha venido impulsando y desarrollando con gran rapidez últimamente. Esta transición podría reasignar los recursos que actualmente se distribuyen en las industrias de combustibles fósiles hacia industrias alimentadas por energía verde. Bill Gates, en un buen intento, llega a una estimación del costo de esta transición hacia la energía sostenible, lo que denomina como la prima verde. Sin embargo, muchas veces estas estimaciones olvidan los largos subsidios que los gobiernos suministran para apoyar esta transición, lo que hace ver las diferencias en los costos como muy grandes.
En la cuestión de si el cambio climático es un tema que debería ser también un tema de interés político, ha sido bastante discutido por todas las partes interesadas. Y Bill Gates opta por justificar su falta de análisis político del problema ya que argumenta ser más un ingeniero que un político. No obstante, no cabe duda que, su interés y avocación a resolver el problema se ve plasmada en su libro, aquel que necesitamos para instruirnos hoy más que nunca.
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