El veto de lo que los consumidores pueden escoger a diario de acuerdo al beneficio que obtienen por ello y el costo que pagan ha sido, hasta ahora, decisión nuestra bajo nuestros propios criterios. Sin embargo, Estados Unidos en agosto optó por bloquear las transacciones con Tencent, una de las compañías de telecomunicaciones chinas más grandes, así como ByteDance, la compañía propietaria de TikTok. Entre las razones más sobresalientes que alegan es la amenaza que estas compañías implican para la seguridad informática de Estados Unidos, así como una demanda por destruir toda la información que esta empresa ha recopilado sobre los usuarios de la aplicación que resulta bastante popular entre las generaciones más jóvenes. Estados Unidos no es el primero en vetar esta aplicación, la cual ya fue restringida en India debido a la posibilidad de que China tenga acceso a la ubicación de empleados federales, información sensible para chantajear y realizar espionaje corporativo. Sin embargo, queda preguntarnos si realmente la información a la que tiene acceso la aplicación es tan peligrosa como para bloquearla.
Si una compañía con acceso a información como TikTok es una amenaza, esta es mucho menor a la cantidad de información que tienen empresas tecnológicas de Estados Unidos, e inclusive los bancos, los cuales ya han sido hackeados en el pasado como Twitter o las filtraciones de información que han sufrido víctimas de los ciberataques. Pero analizando con detenimiento, si China buscase tener acceso a información, podría obtenerla de muchas otras maneras que no sean tan evidentes como a través de una aplicación tan popular. La verdadera amenaza es el precedente que se asentaría en la historia de las prohibiciones contra aplicaciones de uso diario, y que podría borrar la línea que separa al libre mercado que mantiene en regla el comercio internacional.
El querer prohibir a la aplicación implica que Estados Unidos ya no es el absoluto líder global en el comercio. En efecto, la base de datos que TikTok maneja es bastante grande y llega a alcanzar 800 millones de usuarios, mientras que WeChat tiene 1.2 billones. Retirar estas aplicaciones podría implicar una caída en las ventas de iPhone por un 30%, pero más grave aún es que este tipo de medidas gubernamentales no hacen sino alimentar la guerra comercial entre ambas potencias, lo que podría introducir disrupción en el comercio.
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