Buscar
RPP Noticias
Estás escuchando En vivo
 
00:00 / 00:00
Lima
89.7 FM /730 AM
Arequipa
102.3 FM / 1170 AM
Chiclayo
96.7 FM / 870 AM
Huancayo
97.3 FM / 1140 AM
Trujillo
90.9 FM / 790 AM
Piura
103.3 FM / 920 AM
Cusco
93.3 FM
Cajamarca
100.7 FM / 1130 AM
La información más relevante de la actualidad al momento
Actualizado hace 0 minutos
Informes RPP
El mundo permanece en alerta
EP 1223 • 06:11
Reflexiones del evangelio
Domingo 8 de diciembre | (Inmaculada Concepción) - "Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo"
EP 840 • 12:06
El poder en tus manos
EP133 | INFORMES | Especialistas y autoridades discutieron las reformas mínimas que deben realizarse antes de las próximas elecciones en CADE 2024
EP 133 • 04:04

A la reja II: la Iglesia debe responder

Pretender ocultar los escándalos perpetrados por el clero o por figuras relevantes de la Iglesia es y será un error. La Iglesia está en problemas y solo podrá salir de ellos si afina la escucha, la atención a las víctimas, y, sobre todo, si rompe con el narcisismo que le impide ponerse al servicio desde abajo.

Fue con gran alegría que recibimos la noticia del desistimiento de la demanda impuesta contra los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz. Se cambió así el final de una historia que hubiera sido muy triste. Se expresó desde distintas tiendas que el contexto de la querella era complejo porque el tema no era exclusivamente legal. Junto a instituciones que ya habían expresado su disconformidad con la demanda contra los periodistas, se sumaba la presidencia de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Lima, el obispo de Caravelí, y más recientemente, un excelente artículo de Cristina Blanco y un ilustrativo estudio de la Clínica Jurídica de la Universidad del Pacífico. Antes de aplaudir a unos y lanzar puyas contra otros era y es necesario detenerse en el tema con más calma de la que ofrece una breve columna.

Pedro Salinas
Pedro Salinas | Fuente: Andina

Como puede verse, son muy distintas voces, pero un solo mensaje: su oposición a la denuncia. Las reacciones no son injustificadas, tenían un fondo. Ahora bien, sería gravoso e indecoroso que alguna de estas expresiones negara el derecho a la reputación y al buen nombre; ninguna de estas expresiones lo ha hecho. Salvado ese derecho, estas coincidencias tienen que ayudarnos a pensar lo que está en juego sobre todo cuando tan fácilmente se provoca una polarización como si estuviésemos en un partido de fútbol.

Lo que está en juego es, como se dice en el mencionado comunicado de desistimiento, la Iglesia; la unidad del “cuerpo místico de Cristo”. Esta imagen de gran fuerza simbólica recuerda a otras dos que la Iglesia también suele usar: “pueblo de Dios Padre” y “templo del Espíritu Santo”. De este modo, la Iglesia testimonia que ha nacido de la intención de un solo Dios trinitario de quien recibe su impulso. Pero la “imagen del cuerpo de Cristo, particularmente destacada por Pío XII en una encíclica de 1943, desempeñó un papel de contrapeso antes y después de la Segunda Guerra Mundial en relación con la concepción de la Iglesia como una sociedad que hasta entonces había dominado” (Hervé Legrand). Cierto, la Iglesia comprendió progresivamente que, como Cristo, debía renunciar al poder mundano para reforzar la pedagogía del Reino. Esto no quiere decir que la Iglesia rechace el mundo o se enemiste con él, sino que lo comprenda como itinerario en el que el Reino va germinando lentamente porque ya está entre nosotros. Pero aterricemos esta imagen de unidad.

La Iglesia está en problemas. Muchos creyentes de ayer, hoy se dicen ateos; otros tantos han perdido su impulso por transmitir el evangelio; y sobre todo, los escándalos perpetrados por el clero o por figuras relevantes de la Iglesia atraviesan a todas las ideologías e instituciones religiosas, no podemos ignorarlo y sobre todo no debemos ocultarlo. ¿Cómo hacer frente a este contexto tan complejo? ¿Qué sentido tiene repetir que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica si nuestros actos lo niegan? Sin negar que la Iglesia se expresa como continuidad del cuerpo de Cristo, un lúcido teólogo francés decía que la Iglesia no era de manera definitiva una, santa, católica y apostólica, sino que estaba en camino hacia la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Estamos en camino, aunque hemos derrapado demasiadas veces. Por esta misma razón, la Iglesia requiere dejar todo ámbito del control o dominio, tentación permanente de toda persona, para adentrase en la única posición en la que puede hacer bien: el servicio desde abajo. Precisamente por eso, deberá afinar la escucha, la atención a las víctimas, el cuidado del otro, y sobre todo deberá romper con el narcisismo que ha sido tantas veces en la historia el inicio de nuestros males.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Director de Investigación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y docente principal de la Escuela de Filosofía de la misma universidad. Licenciado en Filosofía por la PUCP, magíster en Teología y Filosofía, y doctor en Filosofía por el Centre Sèvres - Facultés Jésuites de Paris. Es autor del libro "Creo, luego existo. Revelación y Religión en Levinas".

Tags

Otros columnistas

Ver más

Suscribirte al boletín de tus noticias preferidas

Suscríbete a nuestros boletines y actualiza tus preferencias

Buzon
Al suscribirte, aceptas nuestras políticas de privacidad

Últimas noticias

Contenido promocionado

Taboola
SIGUIENTE NOTA