
Intentando desarrollar una síntesis sucinta de los temas más relevantes y centrales del pensamiento de Alasdair MacIntyre, debemos recordar que se articulan principalmente en torno al "proyecto de Tras de la virtud". Este propósito, que comenzó en 1977, unificó gran parte de su obra madura y representa una profunda crítica de la modernidad y la filosofía moral moderna. MacIntyre argumentó que la cultura contemporánea sufre de una evidente fragmentación moral y ética, evidenciada por desacuerdos irresolubles en debates fundamentales. El pensador escocés atribuyó esto, en parte, al fracaso del proyecto de la Ilustración para establecer estándares racionales universales y sustantivos para la moralidad. Criticó la disociación moderna entre "valores" y "hechos", que socava la capacidad de fundamentar juicios normativos de manera objetiva. Asimismo, señaló que, aunque raramente se defienda explícitamente, el emotivismo moral está socialmente encarnado en roles y prácticas de la vida contemporánea, reflejando un estado cultural en el que los juicios morales expresan principalmente actitudes subjetivas en lugar de afirmaciones objetivas. Esta crítica sistemática se extiende a las suposiciones e instituciones de la modernidad en general.
Como alternativa a la segmentación de la moral moderna, MacIntyre propuso una indagación ética guiada por la tradición. Según este filósofo, una tradición se entiende como una "argumentación históricamente extendida y socialmente encarnada" sobre los bienes que la constituyen. Sostuvo que la racionalidad no es neutral o universal, sino que está ligada y disponible dentro de tradiciones particulares. Esto plantea el desafío del relativismo, al que responde argumentando que la superioridad racional entre tradiciones rivales puede demostrarse si una tradición puede explicar y resolver mejor las dificultades internas de otra tradición de lo que esta última puede hacer con sus propios términos. La tradición se ve como una forma de investigación intelectual, conformada por las "tres versiones rivales" de indagación moral: la enciclopédica (Ilustración), la genealógica (Nietzsche) y la tradicionalista (Tomismo/Aristotelismo). La pertenencia a una tradición implica una iniciación y el reconocimiento de cierta autoridad.
Un tema central y muy influyente en su obra es el resurgimiento de la ética de la virtud. Su libro más reconocido, Tras la virtud (1981), fue crucial para este renacimiento. La ética de las virtudes de MacIntyre constituyó una reformulación distintiva de la tradición aristotélica, que busca ofrecer una alternativa a la fragmentación moral de la modernidad, resultado del fracaso del proyecto de la Ilustración. MacIntyre define las virtudes como aquellas disposiciones necesarias para alcanzar los estándares de excelencia internos a las prácticas, entendidas como actividades cooperativas y socialmente establecidas. Además, las virtudes son cruciales para la unidad narrativa de una vida humana, vista como una búsqueda del bien que da coherencia a la existencia individual.
En sus obras más recientes, especialmente en Animales racionales dependientes (1999), MacIntyre introdujo la dependencia y la vulnerabilidad como temas clave para comprender la naturaleza humana y el florecimiento moral. El gran pensador argumentó que la capacidad para el razonamiento práctico independiente, crucial para la virtud, solo se logra a través de la participación en un conjunto estructurado de dependencias mutuas. De ahí que las virtudes necesarias para una vida plena están profundamente arraigadas en el reconocimiento y la misión de estas dependencias, ofreciendo una base (parcialmente biológica) para la ética de la virtud que complementa sus argumentos previos basados en prácticas y tradiciones.
Otros libros importantes fueron de MacIntyre fueron, entre otros, Historia de la ética (1966), donde criticó el análisis de los conceptos morales "sin considerar su historia" y retrató cómo "los conceptos morales cambian a medida que cambia la vida social". Posteriormente, en obras como Justicia y Racionalidad (1988) mostró que la justicia y la racionalidad dependen de las tradiciones y no son universales. Y en Tres Versiones Rivales de la Investigación Moral (1990) defendió la exploración moral tradicionalista frente a los enfoques enciclopedista y genealógico. En suma, el fallecimiento de MacIntyre es la ocasión para recontarnos con uno de los pensadores más importantes del último siglo, cuya influencia se encuentra en la investigación ética, las ciencias sociales, el derecho y teología.
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