François Furet (1927-1997) fue un destacado historiador e intelectual francés, conocido principalmente por su trabajo sobre la Revolución Francesa y su crítica a las interpretaciones marxistas de este evento. Poseedor de una amplia bibliografía, destacan en la misma, “Marx y la revolución francesa” (1986) y, sobre todo, el impresionante “El pasado de una ilusión: ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX” (1995), obra que se desarrolló al interior de su debate con su colega alemán. Por su parte, Ernst Nolte (1923-2016) fue un historiador y filósofo alemán, conocido por sus controvertidas interpretaciones del fascismo y el comunismo, así como por su papel en la "Historikerstreit" (disputa de los historiadores) en Alemania. Discípulo de Heidegger y conocedor como pocos de Nietzsche, en su obra destacan “El fascismo y su época” (1963), “Nietzsche y el nietzscheanismo” (1995) y, por supuesto, el imprescindible “La Guerra Civil europea, 1917-1945. Nacionalismo y bolchevismo” (1987), texto que desató en gran debate en su momento y que merece una revisión propia.
El punto de partida del debate entre Ernst Nolte y François Furet se encuentra en la crítica que Furet realizó a las ideas de Nolte sobre la relación entre el bolchevismo y el fascismo. Este intercambio se intensificó a raíz de un pie de página en el libro de Furet, " El pasado de una ilusión", donde cuestionó las afirmaciones de Nolte sobre cómo el nazismo surgió como una reacción al comunismo. Esta crítica llevó a Nolte a escribir una carta, reafirmando su posición de que el fascismo era una respuesta defensiva frente a la amenaza bolchevique.
En ese mismo sentido, Furet argumentó que tanto el fascismo como el comunismo compartían orígenes ideológicos similares, lo que él describía como "gemelos totalitarios", mientras que Nolte sostenía que el nazismo debía entenderse principalmente como una reacción al bolchevismo, lo que implicaba una relativización de la responsabilidad histórica del nacionalsocialismo por sus crímenes. Este desacuerdo sobre la naturaleza y las raíces del totalitarismo en Europa marcó el inicio de una serie de intercambios críticos entre ambos historiadores, contribuyendo a un debate más amplio sobre la memoria histórica y las interpretaciones del siglo XX.
Un texto en el que se puede leer de forma resumida los argumentos centrales de ambos historiadores es “Comunismo y fascismo” (1999). Esta obra recoge el intercambio de ideas y la correspondencia entre estos dos intelectuales sobre las relaciones y las diferencias entre el fascismo y el comunismo en el contexto del siglo XX. En este volumen epistolar, se pueden identificar los aspectos más significativos de las posturas de ambos autores. La crítica radical de Furet a la experiencia comunista, y el enfoque controvertidamente contextualista de Nolte sobre el nazismo. Un valor de este debate es que representó un esfuerzo por revisar narrativas históricas establecidas. Furet desafía la interpretación marxista tradicional que considera al fascismo únicamente como una reacción al comunismo, argumentando que ambos movimientos tienen raíces ideológicas propias. Esta revisión crítica es esencial para el avance del conocimiento histórico, ya que permite cuestionar consensos previos y abrir nuevas líneas de investigación. Por su parte, Nolte critica lo que percibe como un "mito negativo" del nazismo como el "mal absoluto", lo que impide una revisión objetiva del pasado. Nolte llevó al límite la posibilidad metodológica de acceder a la objetividad histórica sin caer en la tentación del juicio moralista. Impresionante debate que recomendamos visitar para entender, también, los procesos peruanos.
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