
Este mensaje paisana, paisano, está dirigido a los empresarios grandes y pequeños que están haciendo sus planes y presupuestos para el 2026, y que deben decidir qué montos poner a sus presupuestos de inversión, contrataciones y cuáles serán sus objetivos estratégicos.
Sin duda un primer insumo, muy importante para esto son las proyecciones del PBI, del Producto Bruto Interno del país, hechas por expertos que pronostican que el país crecerá a 2 %, 3 % o 4 %. Saberlo nos ayuda a ajustar nuestras expectativas, pero es importante evitar que se conviertan en limitantes de nuestro crecimiento.
Una de las razones es que el PBI del país es un promedio de muchos sectores y empresas, lo que significa que, si se prevé que el país crecerá 3 %, habrá empresas que no crecerán nada, pero también otras que aumentarán 6 % o 10 %. Un mal año para la pesca puede ser uno bueno para la minería, y mientras un restaurante quiebra, otro puede tener colas de clientes. Si yo pongo el pie izquierdo en un balde con agua helada y el otro en uno con agua hirviendo, el promedio diría que estoy confortable.
No debemos olvidar además que mientras en los países desarrollados la mayoría de los mercados están saturados y crecer 2 % ya es un triunfo, en el Perú aún hay millones de consumidores sin atender. En las consultorías de Arellano sobre crecimiento de cuatro fronteras, vemos que el que 90% de peruanos no haya viajado en avión y la mitad de paisanos no acceda a servicios financieros modernos, más que un problema es una oportunidad inmensa de crecimiento, si usamos las herramientas correctas. Si China se hubiera basado en lo que los expertos le pronosticaban de crecimiento, nunca hubiera llegado al 7 o 9% que logró tener.

Por eso es importante darle una mirada positiva al planeamiento del 2026, haciendo que el presupuesto empresarial no sea un freno sino una inspiración a crecer. Sin perder de vista las tasas de interés, los precios internacionales y la estabilidad o inestabilidad política, debemos considerar lo que la empresa quiere lograr y ver las oportunidades concretas existentes para ello. Esa es la lógica de la esperanza activa: no esperar pasivamente que los indicadores nos sonrían, sino salir a buscarlos con trabajo, creatividad y buenas herramientas.
La pregunta entonces es: ¿Qué podemos hacer usted y yo, paisano, paisana empresario grande o pequeño, para que el próximo año sea de crecimiento real y vayamos mucho más allá de lo que las proyecciones puedan estar señalándonos hoy?
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