Como ya lo hemos dicho aquí, el Perú es el país más empresario del mundo. Sí, mucho más que Estados Unidos o China en número de empresas por habitante. Pero a lo que debería verse como una gran fuerza productiva de millones de peruanos, con frecuencia se le separa en dos grupos, denominándolos emprendedores si son chicos o empresarios si son grandes.
No es correcto. Hace ya 30 años, cuando definimos los estilos de vida en el Perú, le pusimos emprendedor a ese peruano luchador que armaba su propio negocio. Pero muchos creyeron que solo nos referíamos al negocio chico y lo diferenciaron del empresario, del negocio grande, con oficina bonita y asistentes.
Se creó una confusión que no entendía que, según el diccionario, emprendedor es quien se atreve a crear, invierte y arriesga. Y empresario es quien administra, organiza y dirige una empresa. Así, la denominación no tiene que ver con ser grande o ser chico. Lo ideal es que sean una misma persona. Emprendedoras cuando crean su empresa y empresarias cuando la administran.
Reconocer esta actividad sirve para reivindicar el trabajo de los más pequeños y reconocer que la oportunidad de los millones que ya emprendieron es ser mejores empresarios. Es decir, ordenar y dar estabilidad a sus empresas. Pero no crea paisano o paisana que el unificarlos es útil solo para los pequeños.
En realidad, hoy los que más pierden con la distinción son los dirigentes de las grandes empresas que, si bien producen cerca del 30% del PBI, sus 12 000 empresas resultan insignificantes frente a los 3 millones de llamados emprendedores que no se reconocen como sus colegas. De hecho, si los vieran como iguales y se juntaran, o más bien, lograran ser aceptados por sus colegas más pequeños, su influencia en la vida política y social del país sería inmensamente mayor.
Ya se ha avanzado un poquito como en comunicados donde, junto a la CONFIEP o a la Sociedad de Industrias, firman como iguales asociaciones de taxistas, confeccionistas y restaurantes. Pero no son suficientes. El potencial es, sin duda, mucho mayor, considerando que las trabas que pone el Estado, controles, inseguridad o crisis, afectan a todo el sector productivo.
Sea que vendamos en un triciclo y nos llamen emprendedores, o dirijamos una planta con 500 trabajadores y nos digan empresarios. ¿Cómo cree usted, paisana, paisano, que debemos denominarnos todos los que, creando y administrando una empresa, conformamos, desde arriba o desde abajo, la fuerza productiva del Perú?
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