Poco más de una semana duró la conmoción por el suicidio de un niño de 10 años en el A.H. Grimaneza Paredes de Nitzuma en Manatay- Provincia Coronel Portillo (Ucayali), cuya nota suicida fue una grabación dirigida a su madre donde explica entre llantos los motivos que lo llevaron a su fatal decisión. Eso ocurrió el 7 de agosto.
Algunos medios de información verificaron con vecinos y familiares que efectivamente el niño era víctima de maltratos en su hogar, ubicado en uno de los 14 asentamientos humanos en condiciones de alta inseguridad ciudadana y carencia de servicios básicos, aspectos denunciados por los dirigentes de las organizaciones cansados del abandono de sus autoridades. Pero no es el único caso, en el 2018 hubo otra víctima de 12 años en el A.H. Luz Divina II y según lo difundido se debió a una discusión con su hermana.
Los casos de suicidio en niños nos recuerdan de una manera brutal que la infancia es presente y que es indispensable, obligatorio, ético y justo atenderlos hoy. En el Perú el 18% de suicidas son niños y adolescentes y como país ocupamos el tercer lugar más alto en Latinoamérica. Según este dato del Instituto Nacional de Salud Mental podemos inferir que 128 niños, niñas y adolescentes se suicidaron el año pasado, una cifra escalofriante si consideramos que por cada suicidio ha habido por lo menos otras 20 personas que lo intentaron (Organización Mundial de la Salud).
¿Por qué se suicida un niño? Los expertos nos hablan de enfermedades mentales como la depresión, trastornos por consumo de alcohol, abuso de sustancias, violencia en el hogar y/o en la escuela o una combinación de estas causas. El último caso parece obedecer a una violencia sistemática en su hogar y es que para cualquier niña o niño el amor de sus padres y/o cuidadores será la fuente de su seguridad y afectividad que le permitirá fortalecerse emocionalmente, construir vínculos saludables y apreciar su propia vida y la de los demás. Si bien el mandato natural y social para toda familia es hacerse cargo de sus hijas e hijos, no todas están en condiciones de hacerlo. Las diversas crisis que vivimos sumadas a las condiciones de vida en muchos lugares del Perú ponen en evidencia que hay una amplia población infantil en riesgo y que las políticas en esta materia no la están atendiendo suficientemente.
En la mayoría de comunidades amazónicas y andinas hay alternativas para aquellos niños que están en riesgo en sus hogares siendo lo más simple la acogida en otro hogar. Pero cuando las familias migran a las ciudades es casi imposible sostener esa práctica, menos cuando se ven rodeadas de violencia y carencias. Exijamos que esta realidad sea parte de la agenda electoral de las próximas contiendas porque lo que le sucede a las niñas y niños en barrios, distritos y regiones requiere un amplio acuerdo social para pensar y construir alternativas desde las mismas localidades que aborden integralmente a las infancias.
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