En el Perú, 7 de cada 10 niñas desean convertirse en líderes en su carrera o en su comunidad, según una investigación de Plan Internacional. Sin embargo, no todas logran su objetivo debido a los estereotipos de género arraigados en nuestro país. ¿Qué podemos hacer entonces para empoderarlas e impulsar su liderazgo? La clave, desde mi punto de vista, está en la educación.
No obstante, antes de proponer alternativas de solución, es importante comprender la participación de las mujeres peruanas en roles de liderazgo. De hecho, según Global Gender Gap Report 2022, el porcentaje de mujeres contratadas para puestos de liderazgo ha incrementado de 33.3 % en 2016, a 36.9 % en 2022, pese a que el crecimiento se estancó durante la pandemia.
Aunque la cifra parece alentadora, lo cierto es que la mayoría de estas mujeres fueron contratadas para altos cargos en industrias donde ya estaban muy representadas antes de la pandemia. Por ejemplo, en empresas de servicios, banca o retail. Sin embargo, la brecha todavía es muy grande en sectores como la minería, ingeniería y tecnología. ¿A qué se debe?
La razón es simple. Desde pequeñas, las mujeres se enfrentan a estereotipos de género que limitan sus ideas, ambiciones y confianza en sí mismas. Un estereotipo, por ejemplo, es que hay carreras profesionales que son más para hombres que para mujeres o labores que creen que las mujeres no pueden desempeñar. En consecuencia, las mujeres se ven encasilladas solo a determinados roles y sectores. Esto, definitivamente, tiene que cambiar.
Lo primero que debemos hacer para derribar las barreras sociales y culturales que limitan a las mujeres es empoderarlas desde temprana edad. Esto implica darles acceso a educación básica de calidad, incluyendo programas escolares de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, y desarrollar sus habilidades sociales y emocionales para fortalecer la confianza en sí mismas y su capacidad de liderazgo.
Segundo, tanto la academia como el empresariado debemos desafiar los estereotipos de género que limitan las oportunidades de las mujeres en la educación superior y el liderazgo. Esto implica fomentar ambientes de formación profesional y puestos laborales inclusivos y respetuosos, donde exista igualdad de oportunidades para mujeres y hombres. También es fundamental destacar a mujeres líderes como modelos a seguir, sobre todo a aquellas que han incursionado en industrias gobernadas por hombres, para inspirar y motivar a más niñas y jóvenes a seguir sus pasos.
Así, no solo lograremos que más mujeres ocupen roles de liderazgo en las empresas, también contribuiremos a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres que ya supera el 25%, según el Instituto Peruano de Economía (IPE). Pero, además, impulsaremos la participación activa de las mujeres en la vida económica y política del país. Y es que cuando las mujeres tienen acceso a oportunidades de liderazgo, pueden contribuir al crecimiento de los negocios, aumentar la creatividad e innovación, promover el emprendimiento y transformar la sociedad.
Reducir las brechas de género es tarea de hombres y mujeres por igual. Sin embargo, las mujeres estamos llamadas a conquistar nuestros sueños y tomar el liderazgo con nuestras propias manos, sin miedo a prejuicios ni estereotipos. ¡Sigamos educándonos para ser líderes en nuestros hogares, empresas y comunidades. Líderes de nuestra patria!
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