El 14 de julio se conmemora un aniversario más de la Revolución Francesa, día nacional de Francia. Los ideales que la inspiraron como libertad, igualdad y fraternidad son un símbolo de lo que aspira el mundo actualmente. En su última encíclica, Fratelli Tutti, el papa Francisco ofrece una aproximación cristiana sobre estos ideales.
Para el teólogo Gustavo Sánchez, la encíclica del Papa, expresión de la Doctrina Social de la Iglesia, propone una lectura de la fraternidad y de los ideales que han inspirado la Revolución Francesa desde una perspectiva cristiana, es decir, trascendente y siempre en referencia a Dios.
“Lo más importante de los tres ideales, que son la libertad, igualdad y fraternidad es la fraternidad, porque de ella se desprende todo. Si todos somos iguales es porque todos somos hermanos. Los hermanos son iguales unos a otros, tenemos la misma dignidad de hijos. Y ello, porque la fraternidad solo se puede vivir en libertad”, señala.
“La verdadera fraternidad será la que nos permita reconocernos como hermanos, hijos de un mismo padre que es Dios, y libres con una libertad que no se da por el acuerdo entre las personas, sino porque se funda en el origen, en que venimos de Dios”, dice Sánchez.
Para el experto en teología, lo más interesante está en esta frase del papa Francisco escrita en el numeral 105 de su encíclica: El individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos. La mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad…
“Esta cita, que ha pasado inadvertida para muchos, es la crítica más fuerte a la perspectiva de la Revolución Francesa. Toda su concepción ideológica estuvo levantada sobre el individualismo de Rousseau, de Montesquieu, incluso de Voltaire. No es que el Papa asuma los ideales de la Revolución Francesa. Es todo lo contrario”, acota.
Para Sánchez, Francisco está criticando esos ideales, porque entiende que el cristianismo tiene la correcta comprensión de lo que significa la fraternidad, libertad e igualdad. Pero tampoco dice que el cristianismo vea todo malo en la revolución. Más bien, invita a superar las limitaciones que tiene la ideología, que nace del mundo ilustrado de inicios del siglo XVIII.
El doctor en teología dijo que el resultado histórico de la Revolución Francesa fue una desgracia, pues mató a muchas personas en nombre de la libertad. “No puede ser que una corriente política e ideológica reclame fraternidad y mate a más de 300 mil personas, un número importante considerando que Francia en el siglo XVIII era pequeña”, acota.
Recordemos la frase de la célebre Madame Roland, quien antes de morir injustamente en la guillotina exclamó: Libertad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Sánchez señala que “se defiende la libertad, pero a quienes más persiguieron fueron a los católicos, como por ejemplo en el levantamiento de la Vendée, famosa revuelta donde los revolucionarios quemaron iglesias, mataron sacerdotes y a miles de católicos”.
Para Sánchez, “el Papa quiere llevarnos a reconocer y recoger los más altos ideales purificados de sus vicios ideológicos y de sus limitaciones históricas, que muchas veces se mezclaron con el abuso y con el atropello” y agrega que lo mejor de los ideales que animaron la Revolución Francesa han sido vividos siempre en Francia.
“Y el mejor ejemplo de eso han sido sus santos”, acotó. “Los santos franceses son la mejor plasmación de esos ideales: Juana de Arco, que luchó por la libertad de su pueblo ante el dominio de los ingleses; San Vicente de Paul, quien, a favor de la igualdad, dedicó su vida a los más pobres”, expresó. Es bueno vivir la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero se trata de vivir en plenitud estos ideales.
El aniversario de Francia nos recuerda que un mundo de seres libres, iguales y hermanos es una meta a ser alcanzada. Pero el papa Francisco señala que la plenitud de dichas aspiraciones solo pueden encontrarse en el mensaje que Jesucristo ha traído a todo el mundo.
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