En ningún país de América se persigue a la iglesia así como en Nicaragua. Ni siquiera en Cuba. La persecución religiosa en este país comienza cuando cae, en 1979, el dictador Anastasio Somoza y toma el poder el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que estaba apoyado por Cuba.
El FSLN gobernó desde 1979, y en 1984, Daniel Ortega, uno de los principales líderes sandinistas, gana las elecciones en Nicaragua, y gobierna hasta 1990. Después de casi dos décadas de idas y venidas de gobiernos socialdemócratas, Ortega es reelegido presidente por segunda vez en el 2007, luego en 2012 y 2017.
Siendo presidente, Daniel Ortega, impulsó reformas constitucionales que eliminaron los límites a la reelección para mandatos sucesivos. Es la quinta vez que él llega al poder en medio de cuestionados comicios y múltiples señalamientos internacionales como la OEA y la Unión Europea.
Desde que tomó el poder, Ortega, junto a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, implantó un gobierno de corte marxista, socialista, vinculado a Foro de Sao Paulo y a gobiernos que hacen un eje de izquierda en Latinoamérica como Evo Morales en Bolivia, Lula en Brasil y los Castro en Cuba.
Durísima persecución
En el 2018, el presidente Ortega bajó en 5% las pensiones y aumentó los impuestos a las empresas. Esto provocó el quiebre de muchas empresas y el aumento del desempleo. El gobierno de Ortega tampoco ha generado nuevos puestos de trabajo. Solo ha dado trabajo a los que son del partido, es decir, a sandinistas.
La iglesia, por su parte, está defendiendo a la gente pobre y sin empleo. Este gobierno considera a la iglesia como un enemigo politíco. Prueba de ello, es la explusión de quince religiosas de las Misioneras de la Caridad en julio y, en marzo, al nuncio apostólico en Nicaragua, el obispo Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag.
Además, este gobierno ha clausurado casi todas las radios y canales de televisión católicos de Nicaragua. Lo más reciente ha sido el secuestro de Mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpo, quien fue trasladado hasta Managua, junto a cinco sacerdotes, dos seminaristas y un laico para imponerles arresto domiciliario.
Expertos opinan
Para Gustavo Sánchez, doctor en teología, “la pesecución a la iglesa católica en Nicaragua ocurre por la cercanía que tiene con los más pobres, a los cuales este gobierno dice defender”. Además, explicó que esta cercanía de la iglesia en este país con lo más pobres tiene una raíz e indudable trasfondo religioso.
“Este es un gobierno ateo, que no soporta que la iglesia católica esté cumpliendo su misión: defender a los pobres y desposeídos. No tolera que haya gente religiosa que realice esta obras de bien”, explica Sánchez, experto en teología.
Hernán Olano, especialista en derecho canónico, se refirió al inicial silencio por parte del Vaticano y el papa Francisco sobre la persecución religosa en Nicaragua. “El silencio del Papa puede ser considerado como algo que evita un mal mayor, y un pronunciamiento de Santo Padre podría acrecentar las tensiones”, explicó.
Sin embargo, el 15 de setiembre, durante el vuelo de regreso a Roma de su visita a Kajadistán, el papa Francisco señaló: “Se ha hablado con el gobierno, hay diálogo. Esto no significa que apruebe todo lo que hace el gobierno ni que lo desapruebe todo, no. Hay diálogo porque existe la necesidad de resolver los problemas”.
El Santo Padre se refirió a la explusión de las Misioneras de la Caridad. “Son buenas revolucionarias, pero del Evangelio. No hacen la guerra a nadie, es más, todos necesitamos a estas mujeres. Es un gesto que no se entiende”, señaló. También se refirió a la extraña decisión de retirar al nuncio apostólico de este país.
“Nicaragua no es caso único”
Para el papa Francisco, “estas cosas son difíciles de entender incluso de comprender. Pero no es un caso único, en América Latina hay otros. De una parte a otra hay situaciones parecidas”. Por su parte, el vaticanista colombiano, Hernán Olano, dijo que éste régimen está apoyado por otros regímenes de la región como Perú, Colombia, Venezuela, Cuba y Bolivia.
“Estos gobiernos, así como los regímenes de Argentina y Chile, si bien tienen una apertura religiosa, tienen también cierta restricción a los derechos de los católicos”, explicó Olano. Se sabe que desde el 2018, han habido más de 190 ataques contra la Iglesia católica en Nicaragua.
Los católicos en todo el mundo, pero en especial los de América Latina, estamos muy atentos a los atentados, robos y sacrilegios contra la iglesia católica en Nicaragua. Con la ayuda de la oración y una adecuada intervención vaticana, esperamos que se halle una salida misericoridiosa para los fieles nicaragüenses, cuyos derechos han sido vulnerados.
Comparte esta noticia