El escenario ideal es el siguiente. El Estado diseña y lanza una campaña masiva a nivel nacional para hacer entender a las víctimas de violencia que deben frenarla, no soportar y denunciar. Del mismo modo, la campaña busca sensibilizar a los hombres a fin de disuadirlo s en sus agresiones. Final feliz. La violencia se reduce.
Hasta hace muy poco, todos creíamos que esa lógica de realizar campañas contra la violencia traía solo resultados positivos. Pero parece que no es así. Un reciente estudio ha cuestionado eso que parece sentido común. Por el contrario, la violencia aumenta.
La investigación, de Jorge Agüero*, evaluó si la violencia contra las mujeres aumentaba alrededor de los dos días en los que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) realiza campañas a nivel nacional a fin de sensibilizar a hombres y mujeres sobre la necesidad de lucha contra la violencia: el 8 de marzo, Día internacional de la mujer, y el 25 de noviembre, el Día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Los resultados de Agüero aturden. Alrededor de esas dos fechas, aumentan las atenciones en dos de los servicios clave del MIMP dirigidos a mujeres en situación de violencia. De un lado, se incrementa las atenciones en los Centros de Emergencia Mujer (hay casi 300 a nivel nacional). Del otro lado, también aumentan las llamadas a la Línea 100 del MIMP, encargada de brindar información, orientación, consejería y soporte emocional a personas (básicamente, mujeres) afectadas por violencia familiar o sexual. Además, alrededor de esas fechas, aumentan las atenciones en establecimientos de salud públicos vinculadas a agresiones psicológicas, físicas y sexuales. También se incrementan los feminicidios.
La pregunta cae de madura. ¿Por qué alrededor de los días contra la violencia hacia las mujeres, esta más bien se incrementa? Hay algunas pistas que deja la investigación.
Las campañas dejan un mensaje a las mujeres. No debes aguantar. Debes denunciar. Debes estar atenta. No continúes en relaciones violentas. Son mensajes positivos y necesarios que probablemente empoderan a las mujeres en situación de violencia y generan incentivos para que materialicen todos esos mensajes. Las hacen avanzar.
Pero esos mensajes no pueden dejarse de leer desde la perspectiva del hombre que agrede. No todos reciben esos mensajes en forma positiva. Más bien, no son pocos quienes los reciben con rechazo, resistencia y venganza. Es la reacción violenta ante el empoderamiento de la mujer.
También es posible que algunos hombres se vuelvan más agresivos sin que su pareja se haya empoderado. Lo harían como una reacción a los mensajes de no violencia que durante esos días de marzo y noviembre circulan en medios de comunicación, redes sociales y círculos cercanos.
En apoyo a estas ideas, Agüero halló que por lo menos alrededor de la celebración de marzo, los hombres se muestran más celosos, realizan más acusaciones por infidelidad hacia ellas y limitan en mayor proporción las visitas de ellas a sus familiares y amigos.
En términos generales y en el corto plazo, las campañas contra la violencia hacia las mujeres tienen un costo social importante. En el agregado, hacen más bien que mal. Para el 2020, urge que el propio MIMP las rediseñe y quizás hasta las elimine y reemplace por intervenciones comunicacionales efectivas basadas en la evidencia.
* Agüero, Jorge (2019). Information and Behavioral Responses with More than One Agent: The Case of Domestic Violence Awareness Campaign. University of Connecticut, Working Paper 2019-04. https://media.economics.uconn.edu/working/2019-04.pdf
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