Bodegas en Puno, Cuzco y Arequipa sufren desabastecimiento de productos frescos como verduras.
Desde que iniciaron las protestas donde exigen adelanto de elecciones y renuncia de la presidenta Dina Boluarte, las bodegas locales también afrontan una crisis económica, ya iniciada en la pandemia por el nuevo coronavirus.
Según la Asociación de Bodegueros del Perú, las ventas cayeron 70 %; además, están desabastecidas en regiones donde los conflictos se radicalizaron como Puno, Cusco, Arequipa e Ica.
Según el gremio, estos casi dos meses de protestas no les permitieron vender la mercadería adquirida para campaña navideña, la cual continúa en sus almacenes. Si el panorama hubiera sido positivo para ellos, sus ingresos se hubieran elevado en al menos 15 %; sin embargo, la coyuntura les dejó pérdidas hasta por debajo de lo normal.
“Contamos con gran stock de productos que fueron destinados a las campañas de fin de año y que no se pudieron vender, pero, lamentablemente se incrementaron las protestas en las diversas regiones del país y tenemos este estado situacional de las principales ciudades a la fecha”, refirió.
Sin productos
Según un balance del gremio, los bloqueos también impiden la llegada de los productos y esto generó un desabastecimiento principalmente de insumos frescos como las verduras y las frutas.
En Puno, Cusco, Arequipa e Ica se registró una caída en las ventas; la primera región no tiene abastecimiento ni mercadería, mientras que en las otras las bodegas están surtidas a un nivel bajo.
“Muchas bodegas se están consumiendo su capital debido a las pocas ventas que no cubren los costos operativos, ni las necesidades del hogar de los conductores de bodegas, especialmente en las zonas afectadas del sur, como es Puno, Arequipa, Cuzco, Ica y Madre de Dios principalmente”, informó el gremio.
Bodegas son blanco de delincuentes
La coyuntura violenta de las manifestaciones, también los coloca en riesgo. Según detallaron algunos bodegueros son amenazados para colaborar en las marchas; además, los proveedores ya no se acercan a sus locales por temor a los saqueos y agresiones de los protestantes.
Además, las marchas y enfrentamientos con la policía no dejan que las personas acudan ni a los mercados.
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