En el Perú está pendiente una gran reforma de salud hace treinta años, por eso quedó evidenciada nuestra incapacidad sanitaria ante la crisis. Nos tocó enfrentarla con lo que teníamos y el Gobierno lo hizo mal. Los números son contundentes, somos el país con las mayores cifras porcentuales de mortandad y de caída del empleo. Nos atacaron la enfermedad y el hambre.
El Gobierno de Vizcarra dio excesivas medias de restricción, prometió innecesaria y falsamente la construcción de hospitales y en lo que constituyó su peor error, cerró las postas médicas y toda la red de primera línea, estableciendo una estrategia netamente hospitalaria. Adicionalmente, no hubo una protección debida a los trabajadores de salud, con lo que lloramos la pérdida de muchos. El sistema colapsó y no solo fracasó la lucha contra el COVID 19, sino también otras tareas de salud pública, como la vacunación, el control de gestantes o la salud mental.
Luego se reabrió la primera línea, pero sumamente debilitada, con menos personal y sin equipamiento adecuado. La lucha siguió siendo hospitalaria y el sistema seguía rebasado. Mientras tanto, las medidas de apoyo social llegaban mal a los beneficiarios, producto de una pésima distribución y el rechazo a la ayuda privada. Y como si fuera poco, se desperdició oportunidades para comprar vacunas.
Con el cambio de gobierno, se adquirieron vacunas y se está tratando de asegurar una buena distribución, pero sigue sin fortalecerse convenientemente la primera atención.
Nosotros hubiéramos fortalecido la primera línea de atención y su interacción con el sistema, hubiéramos comprado sin tanto cálculo todas las vacunas posibles, incorporado al sector privado en lugar de rechazarlo, fortalecido las áreas críticas de hospitales, mejorado la educación y controlado la calle.
El virus va a acompañarnos todavía un largo tiempo, así que, basado en todas estas experiencias y mirando lo sucedido en el mundo, presento nuestro planteamiento para la lucha contra el COVID 19 desde el inicio del nuevo Gobierno:
- Vacunación inmediata.
Para el 28 de julio, ya debería haber comenzado el proceso. Tocará continuarlo, adquirir las vacunas que hagan falta, potenciar la investigación y producción peruana y recurrir en todo al sector privado, para unir esfuerzos, en procura del objetivo común.
- Fortalecer el primer nivel de atención.
Es lo más importante. Reforzaremos el recurso humano, invirtiendo en contratar allí, al suficiente personal calificado, que debe ser el primero en vacunarse para evitar perderlo por contagio y para el cual debe haber una adecuada política de incentivos salariales.
Esa primera línea abarcará el trabajo de educación, prevención y primera atención, de forma que evite contagios y si ya se produjeron, diagnostique e intervenga de inmediato para evitar que los casos lleguen al hospital.
Para lo anterior, identificaremos los centros de salud con mayor capacidad resolutiva real, sin importar la categorización, para fortalecerlos con laboratorio, radiografías y personal suficiente.
- Fortalecer el sistema de referencia y contra referencia.
No funciona históricamente y es clave porque articula el primer nivel de atención con el hospitalario, sirviendo de filtro para evitar las llegadas innecesarias a UCI.
- Fortalecer los rastreadores y potenciar los cercos epidemiológicos
Frente a una notificación de un caso positivo, se hará funcionar el proceso de detectarlo, generar las medidas de aislamiento domiciliario y las acciones efectivas para los cercos epidemiológicos domiciliarios, barriales o incluso distritales.
- Fortalecer las áreas críticas y de urgencias de los hospitales.
Hay que atender de inmediato la falta de ventiladores y otros equipos, así como la de personal sanitario. Además, la telemedicina puede ayudar para que un médico atienda más casos.
- Mejorar el control de zonas con alto flujo de personas y la observación de medidas de protección de la población.
La educación a todo nivel es indispensable, así como la intervención firme de una policía, que, profundamente debilitada por el actual gobierno, volverá a ser empoderada para cumplir su tarea.
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