En el mundo anglosajón, la palabra “empresario” no existe. En Estados Unidos, Inglaterra, y muchos otros países, se usan dos conceptos asociados: businessman (hombre de negocios) y entrepreneur (emprendedor).
El primero que estableció las diferencias entre ambos actores fue el inventor del concepto de emprendedor: Joseph Schumpeter. Desde uno de sus primeros libros (La teoría del desarrollo económico, 1911), diferenció al emprendedor del hombre de negocios, el personaje más abundante del mundo económico. Mientras que el emprendedor está enfocado en producir un bien o un servicio en una actividad específica y para ello se concentra, investiga, llega hasta la frontera del conocimiento en ese campo y da el siguiente paso, grande o pequeño, produciendo una innovación aceptada por el mercado, al hombre de negocios no le importa mucho en qué actividad se desempeña, en dónde invierte su dinero, con tal de obtener una buena ganancia.
Schumpeter calificó al emprendedor como un «hombre de acción» (manofaction) con las siguientes características: dinámico; rompe el equilibrio y hace lo que es nuevo; es activo y energético; es un líder; logra una nueva combinación; no tiene resistencias al cambio; combate las resistencias a sus acciones; toma una opción intuitiva frente a una multitud de alternativas; está motivado por el poder y la alegría en la creación; no tiene recursos, pero no teme a los préstamos.
Las características del hombre de negocios, al que llamó «una persona estática» (thestaticperson), son las opuestas: estático; busca el equilibrio; repite lo que ya se ha hecho; pasivo, con baja energía; seguidor; acepta las formas existentes de hacer las cosas; siente hostilidad hacia las nuevas acciones de otros; toma una opción racional frente a una multitud de alternativas; está motivado exclusivamente por necesidades externas y se detiene cuando estas han sido satisfechas.
Los emprendedores son los que generan riqueza a manos llenas, crean productos, sectores, industrias enteras; son los motores del crecimiento económico. Los hombres de negocio son necesarios pues hacen que el dinero y los bienes circulen y lleguen a los consumidores. Abundan entre los comerciantes y financistas, indispensables para que el sistema capitalista funcione.
La gran mayoría de actores económicos (95 %) son hombres de negocio y una minoría (5 %) son emprendedores. Pero estos últimos son los que, en última instancia, mueven la economía. Comparemos, por ejemplo, a Donald Trump, un típico hombre de negocios, con Bill Gates, un típico emprendedor. Desde el punto de vista del desarrollo de los Estados Unidos, el primero es totalmente prescindible, pues surgirán mil igual que él, mientras que el segundo es único, irremplazable.
En el mundo hispano el concepto de empresario deriva de la palabra empresa, y el calificativo les viene porque son los que dirigen y/o son dueños de las mismas. En inglés, las empresas se conocen como firms, corporations, companys o business. En nuestros países, vivimos una paradoja: empresario etimológicamente está más cerca de emprendedor, cuando en la realidad económica está más cerca a hombre de negocios.
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