Donald Trump tiene muchos defectos y detractores, pero es indudable que ha logrado una fórmula económica exitosa. Si bien en términos de crecimiento del PBI sus resultados no son muy espectaculares (similares a los de Obama), el desempleo ha bajado a 3.5 %, la tasa más baja en los últimos 50 años. En su último discurso sobre el estado de la Unión dado en el Congreso, Trump alardeó sobre sus logros económicos, principalmente en materia de empleo. Los resultados no son todos color de rosa, pues han aumentado el déficit fiscal y comercial, y la desigualdad se ha disparado. Pero, como en Estados Unidos todos miran a la variable empleo como la más importante (y no el PBI como acá), es probable que estos resultados le sirvan para ser reelegido presidente en noviembre de este año.
Trump atribuye sus éxitos económicos, principalmente, a las reducciones de impuestos a las corporaciones y los más ricos, y a la desregulación general para hacer negocios, lo que ha generado más confianza en ellos, y por lo tanto más inversión y empleo. También menciona medidas como la elevación de los aranceles para productos chinos y la revisión de los tratados de libre comercio (principalmente el NAFTA).
El economista Jean Pisani-Ferry, director del think tank Bruegel, establecido en Bruselas, y profesor de las universidades de Paris y Berlín (ver Project Syndicate del 28 de enero pasado), ha explicado que la política económica de Trump es un “extraño cocktail”: (i) una parte populista, con el proteccionismo del mercado interno y el intervencionismo industrial (amenazas a las empresas), (ii) una parte políticas republicanas clásicas, como la reducción de impuestos y la desregulación, (iii) una parte keynesiana, con fuertes estímulos fiscales y monetarios (que explican el déficit). Yo añadiría una cuarta (iv) parte: los elevados gastos militares que impactan en la demanda agregada y el empleo (cuando el armamento es producido en el país), y también en los niveles de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). No estoy seguro si esta última medida es republicana o demócrata, pues ambos la han utilizado, en diversos momentos.
La pregunta que hay que hacerse es: ¿Cuál de estas partes es responsable de los éxitos en el empleo? Pisani-Ferry argumenta que a pesar de las medidas proteccionistas el sector industrial ha bajado en 2 % su participación en el PBI, y ha perdido 900 000 empleos. Por su parte, los economistas Barro y Furman de Harvard, han calculado que las rebajas de impuestos tienen un efecto muy marginal en el crecimiento del PBI y el empleo.
Resulta que son las políticas keynesianas las que explican los buenos resultados económicos de Estados Unidos: el estímulo fiscal contribuye con 2 % del crecimiento del PBI; y en el plano monetario, la FED, por presión de Trump, ha detenido los incrementos en la tasa de interés, manteniendo bajo el costo del crédito. Finalmente, Pisani-Ferry incluye una medida que no está muy presente en el radar de los macroeconomistas: se han producido múltiples aumentos del salario mínimo, a nivel de los Estados y los gobiernos locales, que en términos reales ha aumentado a 12 dólares la hora, bastante más alto que el salario oficial (que ha permanecido en 7.25 dólares durante los últimos años).
En buena cuenta: los éxitos de Trump se deben a la aplicación de medidas económicas atribuidas a los demócratas (estímulo fiscal y monetario, aumento de salario mínimo), pero como esto colisiona con su discurso político triunfalista, egocéntrico y pro grandes negocios, no las menciona para nada ¿Podrán los demócratas explicarle esto a los electores antes de las elecciones generales de noviembre, o seguirá Trump atribuyéndose éxitos que no son tan propios?
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