Debido a la crisis económica actual, muchas familias vienen recurriendo a pedir préstamos para cubrir sus necesidades básicas, al menos hasta que su situación financiera mejore. Asimismo, una cantidad importante de emprendedores requiere tomar deuda para financiar sus negocios, más aun considerando el actual incremento del “autoempleo”.
En esta coyuntura, una de las formas más inmediatas y accesibles de obtener liquidez, aunque no necesariamente la más conveniente, es el crédito informal.
A lo largo del país existen cientos de personas dedicadas a otorgar préstamos inmediatos, sin tantos requisitos ni garantías, pero con un costo financiero muy elevado y métodos de cobranza perniciosos.
Según un estudio del BCR de julio de este año, estos sujetos se enfocan principalmente en microempresarios con poco acceso al sistema financiero, otorgándoles montos que oscilan entre S/100 y S/10,000.
Una de las modalidades más utilizadas es el “préstamo gota a gota”, en donde las cuotas a pagar tienen una frecuencia diaria (de lunes a sábado).
La tasa de interés
Si bien la cantidad de intereses a pagar puede ser relativamente pequeño, debido a los montos bajos de crédito y a los plazos cortos, la tasa promedio que se cobra en el crédito informal asciende a 20% mensual en promedio, que en términos anualizados alcanza una tasa de casi 800% (como tasa efectiva).
Los métodos de cobranza
Cuando el deudor de atrasa en el pago de sus cuotas, los prestamistas informales suelen utilizar métodos de cobranza delincuenciales, que pueden ir desde el “recojo” de bienes del prestatario, hasta amenazas contra la integridad física de la persona o de su familia.
¿Cómo evitar su propagación?
La alternativa “natural” para evitar este sistema nocivo es mediante el crédito formal, tomando préstamos a través de una entidad supervisada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
En este sentido, los bancos, financieras, cajas municipales, cajas rurales y edpymes vienen realizando esfuerzos para otorgar préstamos a nuevos clientes sin acceso a financiamiento tradicional, aunque todavía parecen ser insuficientes.
Asimismo, el Gobierno se encuentra impulsando el Plan Nacional de Inclusión Financiera, a cargo de la Comisión Multisectorial de Inclusión Financiera, conformada por cinco ministerios, la Presidencia del Consejo de Ministros, el Banco de la Nación, la SBS y la Superintendencia del Mercado de Valores.
Un tema importante por analizar aquí es la tasa de interés del sistema financiero. Si bien existe espacio para seguir recudiendo el costo del crédito (por ejemplo, la tasa de los créditos de consumo ya se encuentra por debajo del 40% anual en el caso de los bancos), un eventual “tope” a las tasas de interés, como pretende la Comisión de Economía del Congreso, iría en contra de esta mencionada inclusión financiera, ya que perjudica principalmente a personas de bajos ingresos y nuevos emprendedores.
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