A fin de cumplir con su rol fundamental (elevar el bienestar de la población), el Estado requiere diseñar e implementar políticas públicas en forma efectiva, eficiente y oportuna. A su vez, toda acción del Estado responde a la puesta en ejecución no de una sino de varias políticas públicas; en simultáneo o en forma secuencial. Esto que parece sencillo no lo es tanto cuando recordamos que el Estado está organizado en una diversidad de sectores (pues el bienestar de la persona tiene una diversidad de dimensiones) a los que se debe añadir los varios y diversos niveles de gobierno (nacional, regional y local) que la descentralización ha generado y obligan a coordinaciones y retroalimentaciones permanentes.
Experiencias son varias en las que nuestro Estado ha demostrado debilidad en el desempeño de estas labores: i) retroceso del Ejecutivo luego de iniciar la implementación de una política pública (empleo juvenil, aporte obligatorio de independientes a las AFP), ii) descontento persistente en un grupo de la población sin que exista aparente interés en aminorarlo (sistema de pensiones que algunos describen como “injusto” pues no asegura una pensión mínima y retribuye a las AFP sin importar qué rentabilidad logren a sus clientes), iii) introducción de prohibiciones como soluciones (no reelección de autoridades/congresistas), con el enorme costo de minar la confianza de los ciudadanos en sus autoridades al retrasar/postergar la solución a problemas críticos del país.
Un pequeño análisis nos permite afirmar que una de las principales debilidades de nuestras autoridades radica en el diseño de las políticas públicas. El primer error que se comete es el no identificar claramente el problema que se desea resolver. Esta fase es fundamental pues permite determinar correctamente las causas de dicho problema. Comprender las causas correctas es importante pues no solo se podrán identificar los instrumentos de políticas públicas idóneos sino también quiénes son los potenciales “ganadores” y “perdedores” de implementarse la propuesta de solución.
Este error asegura el diseño de una mala política pública y agrega una marca más a la ya dañada relación Estado-ciudadano; recordemos que el Pacto o intercambio fiscal en el Perú está debilitado, por no decir roto.
No es de extrañar que algunas de las políticas públicas en las que el Estado ha tenido que retroceder hayan sido las relacionadas con la informalidad (laboral y tributaria) y la ineficiencia de la gestión pública. Por ello, a continuación, algunas recomendaciones a fin de fortalecer el proceso de diseño e implementación de las políticas públicas en nuestro país: i) el Estado debe poner en práctica una metodología de co-creación del problema; es decir, identificar, describir y caracterizar un problema como resultado de un trabajo conjunto público-privado-sociedad civil-academia; ii) establecer una estrategia clara de relacionamiento con los eventuales “ganadores” y “perdedores”; es iluso subestimar o ser ciego a los “perdedores”, siendo quienes podrían causar mayores dificultades en la implementación y por ende, es fundamental invertir en intentar su convencimiento o introducir optimizaciones en el diseño que aminoren su rechazo; iii) aplicar la técnica de “los 5 Porqué” (método basado en realizar preguntas para explorar las relaciones de causa-efecto que generan un problema en particular), a fin de determinar la causa raíz de un problema; y iv) diseñar una estrategia de comunicación que comunique y sensibilice respecto al impacto y costos de que el problema sin solución persista, y con ello, generar un sentido de urgencia. Este punto es crítico pues generalmente el beneficiado con las soluciones de las autoridades son los ciudadanos, pero no somos considerados en ninguna etapa del diseño de la solución y con frecuencia se nos exige aceptar la solución y comprender a cabalidad el problema.
La co-creación del problema refuerza la legitimidad y funcionalidad (eficiencia. efectividad) de la propuesta de solución que se vaya a implementar. Nuestro Estado es silencioso, invierte recursos en difundir resultados en términos de obras ejecutadas, pero es ahorrativo en diseñar mejor sus políticas y sensibilizar a los más afectados con la falta de una adecuada solución a sus problemas. Problemas como la informalidad laboral, el incumplimiento tributario, la baja productividad son los mayores lastres de nuestro país y exigen a un Estado que comunique y sensibilice mejor a la ciudadanía y nos eduque a todos a fin de ser un mejor aliado y co-creadores y copartícipes de sus intenciones de solución.
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