Unos 30,000 visitantes llegarán este fin de semana a ver la final de la Copa Libertadores en Lima. Más 100 artistas (The Strokes, Slipknot, Fito Paez, entre otros) estarán en el festival “Vivo X el Rock” cantando para probablemente 60,000 personas en la Universidad Nacional de Mayor de San Marcos.
Las cifras suben y suben porque este sábado habrá al menos ocho grandes espectáculos que en conjunto movilizarán no menos de 170,000 personas en la ciudad de Lima.
La cara visible que se beneficia con este auge son los artistas y músicos que podrán acceder a nuevos públicos y cultivar los suyos propios, en un movimiento que no solo los beneficia con mayores ofertas de trabajo, además abre espacios para profesionalizar su oficio. El realizar espectáculos con mayor frecuencia y formatos grandes pone a los artistas ante un nivel de preparación y exigencia que facilita su desarrollo artístico.
Otros grandes ganadores son los proveedores (quienes se encargar de las sillas, toldos, kioscos) y el comercio (ventas de souvenirs y comida) que se activa alrededor de los locales de cada uno de los espectáculos que se realizarán en la capital.
Para que la movida de los espectáculos sea exitosa es importante el rol de los productores de eventos, ellos toman el riesgo de programar un espectáculo con la esperanza de vender las entradas que permitan cumplir sus metas financieras. Aunque hay dos frentes que les quita el sueño a los productores.
Primero, ¿cuánto del público compra sus entradas con anticipación? Si el público compra las entradas el mismo día del evento, los proveedores no podrán ser pagados con antelación, dejando un poco en incertidumbre a los artistas que no recibirán un adelanto ni sabrán qué equipos manipularán en su función.
El monto de la taquilla (y cuándo se recolecta la misma) afectará la calidad de los eventos y el bienestar de los artistas. Si queremos más espectáculos, tenemos que ser un público agradecido.
El Estado también tiene un rol para que los eventos funcionen. Un buen transporte público es algo que afecta la demanda, pues si hay arduo tráfico saliendo del estadio muy pocos decidirán seguir la celebración en otro concierto u actividad programada.
Igualmente, es necesario desplegar policías porque más gente ocupa las calles y con eso se incrementan los riesgos de seguridad pública. Así, un metro con más líneas se hace urgente porque facilita el rápido y seguro transporte de los limeños. Además permitiría salir rápido del aeropuerto (hoy día los turistas gastan 2 horas en salir) a los 3,500 visitantes diarios que hacen paradas de una noche en Lima y podrían estabilizar una demanda de eventos durante el año.
La vista de la Copa Libertadores, junto a los multitudinarios eventos, muestra que Lima es una ciudad grande (y no solo muy poblada). Los limeños tenemos el derecho a disfrutar de grandes espectáculos y eso nos pone en el mapa para ser una capital cultural en la región. Viendo en la calle pasar gente con mates o entonando canciones cariocas, las autoridades y policy makers podrían aspirar a algo más que a los US$ 23 millones que nos dejará la Conmebol.
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