En el marco del bicentenario, recordamos la independencia del Perú en medio de una crisis sanitaria mundial que evidencia en nuestro país graves problemas en el sistema económico como el descuido de la salud pública y carencia de leyes de protección laboral que se han visto en la gran informalidad.
A esto se le suma la crisis política y moral por el desprestigio de la clase política de derecha e izquierda debido a los escándalos de corrupción. Esto ha generado un pesimismo grande. Así los señala el historiador peruano Ricardo Cubas, doctor de la Universidad de Cambridge y profesor de la Universidad de los Andes, Chile.
Para Cubas, el problema ha radicado en la educación, en los medios de comunicación y en muchos líderes de opinión e intelectuales con una visión radicalmente pesimista del país. “En la década de los noventa en adelante, la clase dirigente tuvo mirada meramente economicista, pragmatista e inmediatista”, acota.
“No se preocuparon por crear una conciencia moral, ética, por tener una visión histórica. Esta visión pragmatista tenía la confianza que todo iba a cambiar con formulas económicas, sin preocuparse por la cultura, por la ética, por una formación integral de las personas y ahora vivimos las consecuencias”, explica.
La independencia del Perú fue el resultado de un movimiento continental que implicó el imperio español y portugués, y que tuvo sus raíces en la invasión de Napoleón a España. Lo cierto es que la economía del país naciente quedó destrozada, el territorio cercenado sin lo que hoy es Guayaquil y el Alto Perú y gran parte de la élite limeña terminó exiliada en España.
Investigadores como Bruno Seminario y Carlos Contreras han señalado que la independencia hizo retroceder en ingreso per cápita 20 años al país, pues financió expediciones contrarrevolucionarias y revolucionarias de las corrientes libertadoras del sur y del norte. De esta crisis, el Perú se recuperaría con el boom del guano.
“Cuando cumplimos los cien años de independencia, el Perú salía de la derrota de la guerra del Pacífico y se encontraba en un proceso de reconstrucción nacional y de crecimiento económico. En 1821, durante el gobierno de Leguía, se concretaron importantes proyectos de construcción y modernización de Lima”, explica Cubas.
Y agrega que a diferencia del bicentenario que nos toma en medio de gran incertidumbre por la crisis política, moral y sanitaria, “el centenario de nuestra independenica se vivía una época de optimismo que se quebraría a partir de 1929 por el crack de la bolsa de Wall Street cuyos efectos alcanzarían a Latinoamérica”.
Es necesaria la búsqueda de la verdad histórica
Cubas Ramacciotti señala la necesidad de buscar la verdad histórica de nuestro pasado. “Hay una visión ideológica de muchos periodos históricos. No creo que se va a cambiar de la noche a la mañana, pues están muy insertados desde el siglo XIX, pero sí pueden haber visiones alternativas”, indica.
“Puede ser deber del Estado enseñar la historia no con el fin de poner necesariamente una historia oficial como en los regímenes totalitarios, pero sí evitar una serie de leyendas o visiones sesgadas”, acoto y agregó la importancia de dar más visiones o una visión amplia de la historia.
También destacó el papel de los medios en la formación de la memoria histórica de nuestro país. Y advirtió que muchas veces han estado más preocupados por cosas frívolas, como la televisión basura, en vez de generar formas de ayudar a la gente, a cultivarse desde una visión sana y no confrontacional a través del diálogo.
Ante la situación actual, “muchos piensan en escaparse o crear un proyecto refundacional. Creo que las dos opciones son malas y se fundamentan en una premisa equivocada. El Perú tiene problemas muy serios y profundos, pero tiene un valor y una riqueza enorme. Lo puedes ver en su gente”, explica Cubas.
“Existe el peligro de decir que lo que hemos vivido es malo y que tenemos que rehacer el país para crear un Perú justo. Estamos en un momento de crisis tremenda y se necesita de una regeneración moral y política, pero no podemos aceptar que gente que no ha construido nada pretenda refundar el país”, acotó.
Pese a la profunda crisis que atraviesa el Perú, Cubas señala que hay motivos importantes para celebrar el bicentenario de su independencia. “El Perú no solo está forjado por traidores y corruptos, sino por gente de valor tremendo que ha dejado un enorme legado cultural”, explica Cubas Ramacciotti.
“No todo empieza con la independencia, sino se remonta a los primeros pobladores, al mundo hispánico del que hay una leyenda negra, a santos, a héroes, personas que han nacido y trabajado en el Perú y extranjeros que decidieron vivir en el país y lo han hecho suyo”, precisa.
Pese al dífícil panorama peruano, tenemos una gran riqueza ancestral, cultural y social. En un siguiente artículo, el historiador peruano Ricardo Cubas Ramacciotti explicará el inmenso valor de nuestra fe, del que se desprende un importante legado que ha marcado nuestra historia y vida como nación.
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