Con 60 años, más de 200 profesiones y ninguna arruga, Barbie busca mantenerse relevante en el siglo XXI. Mattel lleva varios años intentando “posmoderizar” a su estrella ─por ello ahora viene en diferentes tallas y tonalidades de piel─, ¿será suficiente para que las niñas sigan jugando con ella?
Barbie. Amada y criticada por partes iguales. Con 60 años, más de 200 profesiones y ninguna arruga; busca mantenerse relevante en el siglo XXI.
Si bien en su concepción fue toda una revolución en cuanto a juguetes para niñas ─antes solo tenían muñecas de cartón o bebés enfocados en copiar los roles femeninos tradicionales en el hogar─ con el pasar de las décadas surgieron las críticas por representar patrones imposibles de belleza a su joven público.
El estereotipo de “rubia tonta” ─en los noventas Mattel creó una desafortunada Barbie que soltaba la frase “la clase de matemáticas es difícil”─ la persiguió hasta el nuevo siglo cuando se realizó uno de sus tantos cambios de imagen.
DE BOMBA SEXY A SÍMBOLO DE EMPODERAMIENTO
En el 2015, la campaña “Imagina las posibilidades” que mostró a las niñas desde líderes de negocios a entrenadoras de fútbol fue muy exitosa. “Fue la primera vez que se dio una conversación sobre cómo llevar a Barbie de una marca estereotípica, poco realista y aspiracional [supermodelo] a algo que pueda ser un símbolo de empoderamiento”, señaló el profesor de marketing de la Universidad de Wharton, Americus Reed, a CNN.
Luego le siguió la serie de mujeres inspiradoras que incluía a Frida Kahlo, Amelia Earhart y Katherine Johnson.
En el 2018, la campaña se expandió al proyecto Acabemos con el Dream Gap (referido a que, a partir de los 5 años, las niñas encuentran más limitaciones que los niños en desarrollar su potencial) que esta semana presentó nuevas figuras de mujeres empoderadas como la peruana Mariana Costa, fundadora de Laboratoria que capacita a mujeres latinoamericanas en carreras tecnológicas.
Si bien ella no era de las que jugaba con Barbies, comparte el mensaje de la campaña: mostrar a las niñas que pueden llegar tan lejos como ellas quieran. “Muchas marcas de juguetes han contribuido a generar ciertos estereotipos, pero respeto cuando cambian y apuestan por crear modelos distintos. Barbie es un juguete con influencia global y es honorable que estén haciendo este cambio”, sostiene.
¿Es esto suficiente? Para el sociólogo Javier Díaz-Albertini, la empresa Mattel lleva varios años intentando “posmoderizar” a su máxima estrella. De allí que la muñeca ahora venga en diferentes tallas y tamaños, además de 16 tonalidades de piel.
Pero todo se encuentra dentro de una zona segura. “El gran salto hacia la posmodernidad serían Barbies de diversos géneros: lesbianas, trans, etc. Algo que creo que Mattel no hará”, indica el profesor de la Universidad de Lima.
En vez de preguntarse si las niñas seguirán jugando (o no) con la muñeca más vendida, Díaz-Albertini se cuestiona en qué se basarán los juegos de las chicas en el futuro. “¿Los padres y madres siguen viendo a las muñecas como un juguete apropiado para la sociabilización? De repente, las Barbies serán el juguete favorito para los que están en contra de la ‘ideología de género’, pero no de padres y madres progresistas”, sugiere.
CRÍTICAS AL CUERPO
“Barbie siempre ha sabido actualizarse respecto a su imagen y contexto temporal”, recalca Bruno Lecca, propietario de Critteria Coleccionables. “Te vendía un estilo de vida”, agrega. Así, señala que al inicio se enfocaba en el glamour, para los setenta vendía el tema de aventura, en los noventas se abrió el espectro hacia la diversidad (salió la línea de diferentes países) hasta llegar a la actualidad y al empoderamiento femenino.
Algo que no cambió con los años fue su independencia ─desde los sesentas tuvo una carrera y siempre vivió sola─ pero los críticos decidieron enfocarse en su cuerpo (como sufren la mayoría de las mujeres) en especial por su delgadez.
Para Lecca, experto en juguetes coleccionables y figuras de acción, esto denota una clara diferencia con respecto a otras figuras de acción. “He-Ma y Ryu de ‘Street Fighter’ son súper musculosos, tienen proporciones imposibles de lograr para los niños; pero nadie dice nada. De pronto llega Barbie con su forma espigada y el mundo pierde la cabeza. Es un poco injusto […] Los niños no quieren ser musculosos o peleadores callejeros y Mattel solo quería vender una figura que ahora hasta ha llegado a una línea para coleccionistas”, apunta.
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