Escribir teatro en pandemia: ¿Cómo sacar adelante un libreto para una plataforma virtual?

No pasó mucho tiempo para que, frente al cierre de teatros para frenar el contagio de nuevo coronavirus, diversos miembros de las artes escénicas se lanzaran a experimentar con las plataformas digitales a fin de continuar haciendo lo suyo: contar historias. Sin embargo, la migración de las tablas al streaming abrió el debate con una pregunta de fondo: ¿es esto teatro?

Entonces hubo un desfile de etiquetas —desde “performance virtual” hasta “teatro cinematográfico”— que, más allá de la discusión, alentaron nuevas propuestas capaces de cautivar a un público dispuesto a consumir ficciones como sea. Y ocurrieron cambios: los libretos, antes ideados para ponerse en escena, empezaron a crearse para una pantalla.

Es en este proceso que personas dedicadas a la dramaturgia se vieron llevadas a pensar en nuevas formas de plantear sus escritos. Según el dramaturgo Ernesto Barraza Eléspuru, que este año puso su obra “Ausente” en un escenario digital, al principio no tuvo en cuenta el montaje y se concentró solo en la historia. Pero su último texto, todavía inédito, apunta en otra dirección.

“Esta segunda obra, cuando la escribía, sí he tenido más presente el factor audiovisual que tiene el formato”, dijo para RPP Noticias. “Y eso ha afectado mucho la manera en que está escrito el texto (…). Propone un lenguaje muy distinto, la posibilidad de interactuar de otra forma con el público… Ahora uno se plantea la posibilidad de la multiplataforma”, añadió.

Barraza Eléspuru ensayó que ahora una obra puede no empezar en vivo, sino “con un video que le puede llegar al espectador cuando compra su entrada, o un mensaje de WhatsApp”. Incluso cabe la posibilidad de que inicie en Instagram. “Es una manera distinta de pensar la dramaturgia, ya no es solo la historia, sino una experiencia que se traslada a otra plataforma”, señaló.

DE LA LIMITACIÓN DEL ESPACIO A LA OPORTUNIDAD

Por otro lado, la dramaturgia tiene sus convenciones y una de ellas corresponde con escribir teniendo en mente el espacio sobre el que se montará la obra. En el teatro virtual, sin embargo, las tablas han desaparecido y el único escenario posible es el lugar que habitan los actores o las actrices que integrarán el elenco.

“El realismo del espacio en que se graba o transmite nos obliga a quedarnos en ese lugar o buscar una manera de neutralizarlo y volverlo una caja negra”, apuntó la dramaturga Vanessa Vizcarra. Para ella, esta limitación también puede significar una oportunidad en la medida en que, incluso para un teatro presencial, no se conocen las condiciones del espacio.

“Justamente, como el teatro no puede recrear realistamente la mayoría de escenarios, siempre estamos en una caja negra en la que le pedimos al público que haga un esfuerzo de ilusión. Que se compre esa realidad que le planteamos. Y lo mismo pasa cuando se escribe para la pantalla, también se le puede pedir eso al público”, indicó.

Por su lado, Barraza Eléspuru comentó que las restricciones espaciales han ido desapareciendo gracias al fin del aislamiento social obligatorio. Y aunque la apertura de salas sea hoy un tema en debate, existen propuestas en la que los involucrados actúan desde otros lugares. “Tengo un proyecto virtual en el que no vamos a transmitir desde el departamento, sino desde la calle”, acotó.

EL TIEMPO Y LAS ADAPTACIONES

Además del espacio, la dramaturgia guarda una relación especial con el tiempo. Y, según el dramaturgo y docente David Carrillo, que a la fecha está escribiendo una obra de teatro virtual para ser actuada por sus estudiantes, la virtualidad exige a este elemento “una mayor sincronización [entre los intérpretes] por el simple hecho de que el internet se puede colgar”.

El también director se preguntó cuánto tiempo, por ejemplo, puede durar una obra de teatro para el streaming. O cuántos actores se puede tener de manera simultánea. “¿Conviene hacer textos picaditos, monólogos, evitar el diálogo o un diálogo con muchos personajes?”, indicó. “El público y los actores no comparten el mismo espacio, pero sí circunstancias temporales”, dijo.

En cuanto a los libretos escritos para teatro presencial, Vanessa Vizcarra aseguró que todos pueden adaptarse al formato virtual, pero “no todo merece ser adaptado”. “A veces se hacen adaptaciones que quizás no son necesarias o genuinas, con lo cual casi no vale la pena haberlas hecho”, agregó.

Por su parte, Carrillo señaló que resulta “más difícil y proclive al fracaso” encontrar la manera de trasladar a lo digital una obra pensada para montarse sobre un escenario. “Por eso, muchos dramaturgos han encontrado que escribir algo nuevo para la virtualidad es mejor que elegir una obra y hallar una forma de hacerla virtual”, puntualizó.

Sea como fuere, las artes escénicas sobreviven al encierro. Y aunque podría asegurarse que el teatro virtual es capaz de culminar en el momento en que se abran las salas, Carrillo aseguró que "está en nosotros que quede como alternativa".