La cantante lanzará el disco "Norma" que sirve de guía a corazones locos. Ella dio detalles sobre "El beso", cuyo videoclip rodó con Diego Luna, y reveló que su voz ronca es porque empezó a fumar muy joven. Recientemente, confesó su amor por el Perú.
Con la "pasión" que la distingue y una combinación hipnótica de modernidad y amor por los clásicos, Mon Laferte presenta un disco que sirve de guía a corazones locos.
"Mis propias letras me sirven mucho para conocerme y entender la vida", reconoce la chilena y ex participante de un "talent-show" que decidió abandonarlo todo para empezar de cero en México y que el pasado año se declaró ganadora de un Grammy Latino a la mejor canción alternativa de 2017 ("Amárrame").
Este viernes lanzará "Norma", álbum cuyo marcado carácter personal se hace patente desde el título para el que usó su primer nombre. "Siempre lo oculté, porque así se llamaban mi madre y mi abuela y siempre me pareció muy duro", dice. El disco describe, en 10 canciones, el "círculo vicioso" que una mujer "enamoradiza" repite cada vez que se interna en una relación de pareja.
EL PRIMER Y EL ÚLTIMO BESO
A poco del final del álbum suena "El beso", canción escogida como anticipo de presentación. "El primer beso, como inicio de algo, es sobre todo emocionante. Pero el último, como cierre, guarda mucha poesía. Los dos, en cualquier caso, tienen que ser dados con cariño y con respeto", afirma Mon Laferte, que ha rodado el videoclip con el actor Diego Luna como coprotagonista y que la consolida como icono LGTBi.
No pensó llevar ese mensaje como tal a la canción, revela, pero en los ensayos de las coreografías nunca acordaron con los bailarines quién se sentaría en frente de quién, por lo que surgieron combinaciones de todo tipo, "inclusivas y relajadas".
APRECIAR LA VOZ RONCA
Cuanto se oye en "Norma" tiene doble mérito si se tiene en cuenta que se grabó en una única toma, en parte por el carácter tan "teatral" de muchas de estas canciones, que exigían que pudiera mirarse a los ojos con los músicos sin sonar forzada.
"También por experimentar y por algo de vanidad de pensar que puedo cantar a la primera sin editarlo, ni a gloria y majestad del autotune en este 2018, con la cosa de que cuando vuelva a escucharlo dentro de unos años, sabré exactamente cómo sonaba mi voz en este momento", reconoce.
Y eso que a Mon Laferte le costó enamorarse de su garganta, curiosamente uno de los valores más apreciados por sus fans.
"Siempre la tuve un poco ronca porque empecé a fumar casi de niñita. Sentía que casi todas las artistas que cantaban lindo tenían una voz superlimpia. Hasta que empecé a cantar en bares cuando llegué a México con repertorio roquero y descubrí que era valorada. Ahora lo utilizo como un recurso", cuenta. (EFE)
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