Un total de 6.300 estudiantes denunciaron haber sido víctimas de bullying, entre el 15 de setiembre de 2013 y el 30 de abril de 2016, según reporte del Minedu.
“Ir al colegio es una pesadilla; me pegan, me insultan, me ponen apodos”. Todo esto le sucede a Sebastián, solo por ser un estudiante aplicado y usar anteojos. Su caso no es aislado: golpes, insultos, burlas y miedo forman parte del día a día de millones de escolares en el país. Según información de los colegios públicos y privados afiliados al Sistema de reporte de casos sobre violencia escolar, SíseVe, del Ministerio de Educación, entre el 15 de setiembre de 2013 y el 30 de abril de 2016, un total de 6.300 estudiantes denunciaron ser víctimas de violencia en los colegios.
Cuestión de cifras. Para la directora de la institución Acción y Desarrollo, Yanet Palomino, esta estadística solo representa el 20% de los casos de violencia escolar existente. “Se puede decir que no hay ningún centro educativo libre de acoso escolar y bullying. Los indicadores de maltrato en las escuelas son altos y, lamentablemente, la mayoría de estas situaciones no son denunciadas”, subraya.
Miedo e impunidad. La gran mayoría de niños que al día son víctimas de la violencia escolar en el Perú, no cuentan nada por miedo y a la sensación de impunidad ante estas situaciones.
Casos agresivos. Los casos más agresivos de bullying culminan en asesinatos y más niños se suicidan abrumados por los maltratos que reciben en sus colegios, señala la socióloga Ana María Acevedo, de la institución Fomento de la Vida (Fovida). “Resolver este problema es crucial. Hay diversos factores en juego como la salud mental de los alumnos, rendimiento escolar, la seguridad y el desarrollo de un país (...). Algunos educadores minimizan la gravedad del acoso escolar, aduciendo que se trata de un juego que siempre ha existido y que no hay que preocuparse".
Prevenir la violencia. Para evitar la violencia en los colegios lo más importante es apostar por la prevención, fortalecer los mecanismos de alerta temprana que permitan identificar y actuar frente a las situaciones de acoso, coinciden las especialistas de Fovida y Acción y Desarrollo. Refieren que además de denunciar y llevar un registro de incidencias de casos, resulta imprescindible promover una cultura de convivencia pacífica en las aulas, familias y sociedad, en forma transversal.
Mediar y denunciar. Para Alexander Lezma, alcalde distrital del municipio escolar de San Juan de Lurigancho, se puede avanzar en acciones que comprometan a los propios estudiantes a erradicar el maltrato escolar. “El bullying se genera por la existencia de una víctima, un acosador y espectadores o testigos quienes, con su silencio y falta de ayuda, permiten que estos abusos continúen. Por ello, es importante trabajar con estos tres actores, campañas de respeto, convivencia pacífica y autoestima en el colegio y en sus hogares”. Cuando los propios alumnos, a través de los alcaldes escolares, intervienen confrontando a los agresores, denunciando los casos de violencia ante los profesores y directores, y brindando su apoyo a los alumnos, el panorama es totalmente diferente: se logran sanciones efectivas, protección eficaz para los agredidos a través de la conciliación y campañas de concientización en las aulas para no repetir estas acciones.
Cultura de denuncia. En opinión de Lezam, son fundamentales las autoridades estudiantiles para denunciar el hecho ante los docentes o director del plantel, además de propiciar una cultura de denuncia. También es imprescindible conciliar entre ambas partes para poner fin a la violencia e incluso llegar al hogar de los agresores para descubrir las causas de este comportamiento, que puede devenir en pandillaje y delincuencia. Además, frente a nuevas formas de acoso escolar como el ciberbullying, los alcaldes escolares también pueden actuar como radares frente a comentarios dañinos en las redes sociales y estar atentos a otros problemas que podrían ser germen de casos de acoso, como alumnos con problemas de adaptación o que se sienten solos.
Urgen cambios. En la actualidad, el Perú cuenta con la ley que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas (Ley 29719), conocida también como Ley Antibullying, aprobada en junio de 2011, que tiene como objetivo frenar y sancionar el acoso escolar. No obstante, la norma no se cumple a cabalidad por la falta de compromiso de algunos profesores y autoridades educativas para erradicar este problema. Por ello, las mencionadas organizaciones de la sociedad civil piden que se modifique la Ley 29719 para que contemple un apoyo explícito a los líderes de los municipios escolares que han sido elegidos para combatir la violencia escolar. La idea es que los municipios escolares se incorporen como agentes de prevención y vigilancia de los casos de maltrato escolar.
Otras agresiones. Asimismo, sostienen que la norma debe incluir entre las formas de violencia escolar el bullying entre pares, pero también la agresión de profesores a alumnos, de alumnos a profesores, la discriminación, el pandillaje y la violencia sexual. “Los cambios a esta norma están planteados en un texto sustitutorio que está pendiente de aprobación en el pleno del Congreso, ahora está en cuarto intermedio y si no se aprueba en esta legislatura esta iniciativa volvería a fojas cero”, advierte Ana María Acevedo.
Escuelas libres de violencia. Tener escuelas libres de violencia en el Perú es un reto que necesita el compromiso de todos. La idea es que ir al colegio deje de ser una pesadilla para varios alumnos. Que sea una motivación para salir adelante, promover valores, tolerancia, convivencia pacífica, que redundarán en progreso social. (Andina)
Comparte esta noticia