Daniel Contreras, especialista en Educación de la Unicef, habló de la importancia de que los alumnos recuperen los dos años de educación remota a causa de la pandemia de la COVID-19.
Esta mañana, en diálogo con RPP Noticias, el especialista en Educación de la Unicef, Daniel Contreras, fue consultado sobre el retorno a clases presenciales en marzo del 2021 y los desafíos que presentará para los docentes y los niños. Al respecto, el representante señaló que hay que pensar que la reapertura de las escuelas solo es la primera condición necesaria pero no suficiente para la recuperación del tiempo perdido.
“Necesitamos invertir todo el año 2022 y probablemente también el 2023 en una perspectiva de recuperación. Recuperar experiencias de socialización y desarrollo socioemocional, recuperar aprendizajes y recuperar a las decenas y cientos de miles de niños que pueden haber interrumpido sus estudios en estos dos años y eso es un desafío de mediano plazo”, explicó.
Con respecto a la norma técnica publicada por el Ministerio de Educación con las disposiciones para el retorno al servicio educativo en el 2022, Contreras indicó que se han modificado algunos protocolos que tienen que ver con distanciamiento social y aforo, ajustándolos a las condiciones verdaderamente necesarias de la reapertura.
“Yo diría que la norma tiene tres aspectos que son importantes. El primero que viene a reforzar y a materializar con mucho énfasis el hecho de que las clases van a ser iniciadas en todo el país con el inicio del año escolar. La norma está estableciendo que entre el 1 y el 14 de marzo deben todas las escuelas del país volver a una modalidad presencial o semipresencial. El segundo aspecto positivo es que algunas normas o algunos criterios de protocolo, como el tema de la distancia se ajusta o se actualiza y se generan mejores condiciones y mayores posibilidades para la reapertura. Lo tercero es que se refuerza esta perspectiva, al ser obligatoria la reapertura, de garantizar la presencialidad en las escuelas. La educación a distancia es una solución de emergencia transitoria que cumplió su propósito los primeros meses de la pandemia pero que no reemplaza la educación presencial”, comentó.
Estos protocolos, agregó, deben adecuarse a cada escuela, lo que representa un tremendo desafío para el país en términos de infraestructura, ya que este es un problema que no se ha resuelto durante la pandemia de la COVID-19.
“Es clave que el proceso de reapertura no comience el 1 de marzo, desde ahora los colegios deben empezar a hacer toda la preparación porque el impacto de estos dos años puede ser significativo. Cuanto antes iniciemos con toda la preparación, mejores condiciones vamos a tener para arrancar el primer día del mes de marzo”, culminó.
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