Una reciente encuesta señala que 1 de cada 4 peruanos cree que, en algunas circunstancias, un gobierno autoritario es preferible a uno democrático. Percy Medina, jefe de la misión en Perú de Idea Internacional, y la politóloga Milagros Campos, explican por qué este indicador enciende una primera alarma sobre el estado de la democracia en nuestro país.
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Alta tolerancia al autoritarismo en el Perú es una alerta temprana sobre el futuro de la democracia, advierten expertos
En los últimos dos años ha crecido el porcentaje de peruanos que, en algunas circunstancias, prefiere un gobierno autoritario sobre uno democrático, de acuerdo con la última encuesta de Ipsos para IDEA Internacional.
En el estudio se indica que, en el 2022, solo el 14% de la población consideraba el escenario peruano con un gobierno autoritario; pero en el 2024, la cifra incrementó a 23%. En el mismo periodo, la preferencia por la democracia descendió 13 puntos, ubicándose este año con un respaldo de solo el 43%.
El sondeo continúa revelando cifras importantes sobre la percepción de los peruanos y sus actitudes hacia la democracia. En el documento se indica que muchos peruanos valoran la libertad de expresión y la ley, pero estarían dispuestos a ignorar la democracia si un gobierno resuelve los problemas del país. Es más, dos tercios de los ciudadanos creen que un líder fuerte y autoritario podría ser la solución a los problemas del país.
En base a las respuestas obtenidas por los encuestados, Ipsos elaboró un Índice de tolerancia al autoritarismo, mediante el cual concluyó que cerca de la mitad de los peruanos (44%) muestra tolerancia hacia el autoritarismo. ¿Qué revelan estas cifras sobre el estado y el futuro de la democracia en el Perú?
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¿Hay un deterioro de la democracia en el Perú?
Para el jefe de Misión para Perú de IDEA Internacional, Percy Medina, estos datos sobre la democracia “muestran que estamos en un escenario favorable a actitudes o salidas autoritarias”, lo cual coincide con el descenso al apoyo a la democracia y la disminución de la confianza hacia las instituciones y liderazgos democráticos.
“En un escenario así hay espacio para el surgimiento de liderazgos autoritarios y el paso a un régimen autoritario, que supone que no es el imperio de la ley el que rige, sino la voluntad personal de quien o quienes tienen el poder”, sostiene.
Medina explica que en una democracia, el país se rige bajo reglas básicas de respeto y libertades de todas las personas, la limitación al poder de una o de unas pocas personas y la vigencia de la ley; mientras que en una autocracia o régimen autoritario, lo que normalmente se observa es que una persona o un grupo de personas imponen su voluntad por encima de lo que señala la ley, vulnerando libertades y derechos de todos los ciudadanos.
“Una de las razones del descontento de la gente con la democracia es sentir que quienes gobiernan no lo hacen en beneficio del bien común, sino en beneficio propio o de particulares y otro porcentaje importante de la población piensa que no puede influir en las decisiones que toman desde el ámbito del Gobierno”, manifiesta Medina.
¿Hay motivo para alamarse?
La politóloga Milagros Campos sostiene que los resultados de la encuesta de Ipsos “son consistentes con otros indicadores, como el Latinobarómetro y el Barómetro de las Américas, así como la calificación de ‘régimen híbrido’ [otorgado al Perú por parte de la revista] The Economist.
Durante los últimos años, en estos estudios se ha dado a conocer una disminución consistente del apoyo a la democracia por parte de los peruanos, sumado a los bajos niveles de satisfacción que expresan los ciudadanos de este sistema.
“Es una señal de alarma que advierte la posibilidad de elegir un líder populista de pocos valores democráticos, pero que luzca eficaz. La encuesta refiere a un 23% que toleraría a un líder no democrático en situaciones específicas y 29% que le da lo mismo”, refiere.
Por su parte, Percy Medina considera que, los datos del sondeo “son una alerta temprana que debería llevarnos a disminuir” la brecha entre representantes y representados; e impulsarnos a fortalecer la cultura democrática y su importancia para el país. Además, precisa que los partidos políticos también deben tomar en serio la labor de conectarse con la población, escuchar sus expectativas y demandas, y llevarlas a la arena política.
“Si es que no se hace un esfuerzo por combatir la crisis de representación, por mejorar la relación con la gente y la política, vamos a incubar una crisis de la democracia y, por supuesto, una vez que esta se pierda o se deteriore gravemente regresar de esa situación va a ser mucho más difícil”, expresa.
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