Tras anunciar la expiración de licencias solicitadas por empresas estadounidenses para mantener acuerdos comerciales con Huawei, el gobierno de Estados Unidos ha iniciado la fase más agresiva del veto a la empresa china en medio de varias batallas que enfrentan a Donald Trump con marcas asiáticas.
Se acabó. Tras el vencimiento de las licencias obtenidas por empresas tecnológicas estadounidenses para realizar negocios con Huawei, el gobierno de Estados Unidos decidió no renovar estas condiciones y dejar de lado las prórrogas. A partir de este 13 de agosto, las compañías de ese país están prohibidas de importar componentes de la firma china para mejorar su infraestructura en telecomunicaciones y se detienen los procesos de actualización y soporte en redes y equipos.
Este bloqueo ha sido el golpe más duro recibido por una empresa de tecnología desde la toma de mando de Donald Trump, quien ha desarrollado una rutina despiadada contra las firmas chinas, y que no tiene reparos en arrancar de raíz relaciones bilaterales que estimulan la propia economía estadounidense. Huawei ha tenido un camino tortuoso desde el pasado 16 de mayo de 2019, cuando se le incluyó en una “Lista Negra de Entidades” y que la mantiene acorralada y con poquísimas salidas.
Prórroga versus bloqueo
Seguramente ha sido el tema más confuso en todo este tema, pues Huawei ha tenido que mantenerse en actitud pasiva en este proceso y esperar las decisiones tomadas desde el Departamento de Comercio de EE. UU.
El bloqueo anunciado instauraba, desde el momento de su publicación, un veto comercial a la marca china y sus acuerdos comerciales con empresas estadounidenses en el rubro tecnológico. Nombres como el de Google, Intel, ARM, TSMC, Facebook, Microsoft y otras tantas se vieron obligadas a acatar la medida impuesta por Trump, a pesar de que no existía evidencia respecto a los supuestos riesgos de seguridad nacional que la firma podría provocar a favor del espionaje chino.
Ante esta decisión de bloqueo, las compañías demandaron un proceso de adaptación para finalizar los acuerdos interrumpidos. Esa fue la famosa “prórroga” al veto que se impuso cada 90 días durante todo el 2019. En ese periodo, las empresas debían solicitar licencias para establecer acuerdos con Huawei, pero ya estaban advertidas de que estas interacciones eran para finalizar relaciones.
Esta prórroga, inicialmente, se extendía hasta mayo del 2021 y pretendía darle tiempo a Trump para una posible negociación con el gobierno chino. Sin embargo, los plazos establecidos para el trato de las empresas con Huawei tenían una fecha límite: 13 de agosto de 2020. Estas licencias no han sido renovadas aún.
Con esta falta de renovaciones, el veto se inicia.
¿Qué pasa ahora con los teléfonos de Huawei?
Aquí se bifurcan dos caminos que podemos contemplar en una primera lectura:
Los equipos fabricados después del 16 de mayo no tienen mayor cambio, y se mantienen fuera del programa “Android by Google” que les permite a las constructoras añadir las funciones que la gigante de Mountain View propone para alimentar su ecosistema. Equipos como el Mate 30 Pro en adelante cuentan con Huawei Mobile Services, la solución alterna desarrollada por la firma china para suplir los servicios de sincronización y comunicación en segundo plano de Google.
Los equipos fabricados antes del bloqueo como el P30 Pro y otros tienen un problema. De acuerdo con las reglas establecidas en el bloqueo comercial, los proyectos previamente trabajados entre Huawei y Google mantenían la hoja de ruta pactada. Por un lado, el programa “Android by Google” establece hasta tres años de actualizaciones, y estos equipos con Android 9 deberían llegar a recibir Android 11 desde Google. Sin embargo, el tema está en los parches de seguridad que los equipos reciban. Si Huawei quiere mantener vivos estos dispositivos con actualizaciones podría hacerlos girar a EMUI 11 bajo Android OSP.
Frente a esto, Fayerwayer recoge la posición de la compañía sobre el tema:
“Huawei continuará brindando actualizaciones de sistema y parches de seguridad. Nuestros consumidores continuarán recibiendo actualizaciones de sistema y de servicios gracias a la fortaleza de la comunidad de código abierto y nuestras avanzadas capacidades propias de investigación y desarrollo”.
Huawei Perú también compartió con NIUSGEEK el mismo comunicado, pero no otorgaron más detalles.
Escasez de procesadores, el siguiente problema
Ya sin Google, Huawei tuvo que acelerar a fondo para liberar EMUI 11 y HarmonyOS, el aspirante a “ecosistema” para los futuros dispositivos de la firma. Pese a mantenerse a flote sin su principal aliado en smartphones, Trump tenía otro golpe mortal contra la empresa: los procesadores.
Si bien Kirin es la garantía de independencia de Huawei en procesadores, son construidos por un tercero: TSMC, la marca responsable de casi todos los chipsets más importantes de Qualcomm, Apple, Nvidia, Intel, AMD y otras empresas tecnológicas. Con las medidas impuestas por parte del gobierno de Trump meses atrás por “temas de seguridad nacional”, TSMC dejó de recibir pedidos de Huawei el 15 de mayo. Este 15 de setiembre se dejarán de construir los Kirin con ese partner.v
Con este nuevo bloqueo, Huawei tuvo que apelar a su stock de emergencia y mantener a flote a la división de móviles. Con el paso del tiempo y la imposibilidad de encontrar una empresa que sea capaz de satisfacer la demanda tecnológica de la firma, los “Kirin” comenzaron a escasear.
Para no perder la presencia en el mercado global: Huawei tomó varios caminos:
Vender “reediciones” de sus equipos. El P30 Pro, quizás el último gran teléfono producido por la compañía junto con Google, tuvo una nueva versión este 2020 e integró el mismo hardware.
Vender equipos con hardware previo al bloqueo. Smartphones como el Nova 5T y otros más llevaban componentes que fueron presentados antes de las medidas tomadas por Estados Unidos y no tienen impedimento para su comercialización con Google. Para esto, Huawei ya contaba con un stock de reserva.
Vender nuevos equipos con nuevos componentes. La saga Y 2020 o los actuales Mate 30 y P40 llevan integrados construidos tras el veto, y están diseñados bajo EMUI 11. En el caso de la gama alta de equipos, el Kirin 990 construido por TSMC está presente. Posiblemente Huawei tenga otro stock de estos componentes, pero ya no pueden usar Google con ellos.
Crecer en mercado IoT. En los últimos meses, Huawei ha iniciado una agresiva estrategia para ofrecer periféricos de la firma, lejos de Android y otros entornos regulados. Los relojes, las bandas, los audífonos y otros productos son presentados en tiendas online.
Laptops. Tras haber obtenido una licencia del gobierno de Estados Unidos, Microsoft trabajó de la mano con Huawei para la confección del nuevo catálogo de “Matebook”, su línea de portátiles. Este desarrollo se mantiene, pues Windows 10 puede actualizarse sin problemas si ya está instalado, y cualquier usuario puede adquirir una licencia pagada.
Con las reservas en mínimo, el reciente anuncio de Richard Yu sobre el futuro de sus procesadores es más preocupante aún.
La mejor del mundo en el peor momento
Paradójicamente, Huawei ha superado a Samsung como la marca con más envíos de smartphones en el segundo trimestre del 2020, y con un enorme crecimiento en China. Haber llegado a esta posición en un momento en el que no tiene un aliado estratégico para la construcción de procesadores es alarmante.
No podemos olvidar que, pese a este logro, las operaciones de Huawei en materia de telecomunicaciones corren riesgo. Tras el bloqueo de Estados Unidos, Inglaterra decidió imponer otro veto a la marca para eliminar todo rastro suyo en las redes hasta 2027.
Otros países han comenzado a prestarle atención a Trump y su eterna sospecha sobre la compañía china. Un reciente reporte apunta a servidores en Papúa Nueva Guinea con pocos protocolos de seguridad y que podrían representar una brecha peligrosa para la seguridad de la información alojada en la empresa.
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