Las noticias que llegan sobre la Argentina son cada vez más preocupantes. No solamente alcanzó el millón de casos oficiales por coronavirus, sino que su situación económica y social continua deteriorándose. Hay varias variables que están encendiendo todas las alarmas, repasemos algunas de ellas.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2018), ya daba cuenta que Argentina era el país que tenía la eficiencia fiscal más baja y era el que peor gastaba el presupuesto público de todos los países estudiados en América Latina. De acuerdo con esta fuente, las estimaciones de ineficiencia técnica, vale decir remuneración a empleados, compras públicas y transferencias focalizadas, alcanzaban un dramático 7.2% del PIB, mientras que el promedio de la región era 4.4%. Un derroche de recursos colosal.
Este derroche ha tenido un fuerte impacto en el déficit fiscal (DF), es decir en la brecha que hay entre lo que se gasta y lo que ingresa al erario. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IAAF), el déficit ya era enorme antes de la llegada de la Pandemia. Con el coronavirus, diversas empresas consultoras señalan que se espera un DF de 10% para el 2020, el más alto en 45 años.
Por si fuera poco, la COVID-19 ha tenido un impacto muy fuerte en la recaudación, es decir en el dinero que entra al Estado vía impuestos. Recordemos que Argentina aplica la cuarentena más larga del mundo, con efectos dramáticos para la actividad económica. De acuerdo con data del IAAF, la caída de la recaudación real fue de 22,8% a julio del 2020.
¿Cómo está cubriendo el gobierno argentino el déficit fiscal y la fuerte caída en la recaudación? La respuesta es vía emisión monetaria, es decir la impresión masiva de billetes sin ningún respaldo, lo que los peruanos conocemos como “la maquinita”. De acuerdo con Nadín Argañaraz y Bruno Panighel, investigadores expertos argentinos, la impresión de billetes es la más alta en los últimos 30 años, con lo que eso supone para la inflación. Otro aspecto a considerar es que por aspectos históricos, los argentinos repudian su moneda, dado que no tiene ninguna credibilidad. En otras palabras, para cubrir el gigantesco forado fiscal, se está inundando el país de dinero que nadie quiere.
Paralelamente existe un enorme desorden en el tipo de cambio, debido principalmente a las restricciones de acceso al billete verde, es decir el “cepo” cambiario. Según el diario La Nación conviven 15 tipos de cambio oficiales. Destacan el dólar mayorista, dólar solidario, dólar turista, dólar liqui, dólar industria y servicios, dólar bolsa, entre otros. El dólar blue es el tipo de cambio informal que se vende en la calle y no está regulado por el gobierno. Al momento de escribir estas líneas la brecha entre el dólar oficial y el blue es de 130%, claramente algo insostenible.
Para colmo de males, el acceso al crédito está prácticamente cerrado para la Argentina. Recordemos que en mayo del 2018, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgó un préstamo de 57 mil millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri, el mayor desembolso de la historia del Fondo. Hoy ese préstamo se ha vuelto impagable y ahoga cualquier expectativa de recuperación. También fue un factor determinante que contribuyó con disparar el riesgo país (RP). El RP mide la probabilidad de incumplimiento de las obligaciones financieras de una nación. Hoy el gobierno de Alberto Fernández enfrenta un RP de 1447 puntos, muy por encima de Perú (110 puntos), Colombia (232 puntos), Uruguay (153 puntos) o Brasil (305 puntos).
A manera de conclusión ¿Qué lecciones nos deja la crisis argentina? La primera y la más importante es que la ineficiencia y corrupción generalizada, tanto en los sectores público como en el privado, hacen imposible cualquier posibilidad de construir un proyecto de nación, independientemente de la ideología política. Segundo, que no se puede vivir eternamente de prestado, es fundamental tener un equilibrio mínimo en las cuentas públicas. Y tercero, y eso lo sabemos muy bien los latinoamericanos, que los platos rotos los termina pagando la población, especialmente la más vulnerable.
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