“Lemanjá” es una deidad a la cual se le ofrece regalos de todo tipo. Estos son colocados simbólicamente en una barca blanca y colocada en aguas del Atlántico. Si la barca se pierde en dichas aguas “Iemanjá” ha escuchado las suplicas de la población en favor de conceder buenos deseos. Si la barca regresa a la costa, “Iemanjá” hizo caso omiso de los deseos de la población[1].
Pues llegó el día en que Joe Biden juró como el cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos. Uno podría celebrar varios aspectos de este evento histórico, sobre cómo el sistema democrático sostiene la clara voluntad de los votantes (recordemos que el sufragio es opcional), asimismo que el sistema busca lo mejor de sus candidatos, e incluso corrige los afanes absolutistas de personalidades o grupos con una clara agenda política. Se podrían celebrar varias de estos aspectos. Es más, es lo primero que resaltó el presidente en su primer discurso “hemos aprendido, otra vez, cuan preciada es nuestra democracia.”
En su discurso resaltó los grandes retos que tiene presente a nivel de la situación de la pandemia (contagiados y número de fallecidos), incluso lo compara con un evento tan significativo como la Segunda Guerra Mundial, que puso a Estados Unidos dentro del mapa global. Asimismo, otros retos como recuperar la economía, reestablecer elementos de justicia racial y social, incluso ampliando la mirada a cuestiones globales donde el extremismo político está emergiendo.
El presidente Biden invita a una acción simple, unidad. Y esta debe ser transversal desde ciudadanos hasta naciones unidas en un solo frente. Si el expresidente Donald Trump fue el símbolo del divisionismo y contraste, el presidente Biden quiere ser lo opuesto. Sin embargo, este positivismo que se quiere irradiar en tiempos inciertos, tiene que ser visto con cautela y se ve muy complejo. El nuevo gobierno demócrata buscará reconstruir este positivismo dentro de sus fronteras y luego exportarlo a otras instituciones internacionales. Definitivamente todo un reto y un nuevo espacio para que los Estados Unidos aprovechen en recuperar el liderazgo sin norte de estos últimos cuatro años.
Si vemos el panorama doméstico estadounidense todavía presenta escaras que demoraran en sanar. El expresidente Trump se va con una 47% de voto popular, según los resultados electorales, y esto implica que los grupos radicales, que Biden presenta como una amenaza, tienen una voz dentro del discurso político de los Estados Unidos. Añada a ello la supresión del discurso radical dentro de las tecnologías 2.0 pareciera hacer más difícil ese dialogo de unidad. Eso hará difícil encontrar esa calma que Biden necesita para poder desarrollar un plan basado en “Unidad”, al contrario se transforma en una bomba de tiempo silenciosa.
El primer discurso del presidente Biden parece un llamado a “Iemanjá”. El establishment demócrata y sus seguidores a nivel internacional celebran con buen viento a esta administración. Se espera que esta barca de buenas intenciones sea escuchada por “Iemanjá” con el objetivo que conceda los mejores escenarios. Ahora solo falta que los escuche.
Solo queda estar atentos si dicha barca no regresa a la costa, lo que significa que “Iemanjá” hizo caso omiso a los pedidos y lo que viene puede ser más complicado de lo que parece.
[1] https://www.cultura.gob.ar/yemanya-reina-de-las-aguas-madres-de-los-orishas-8697/
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