La responsabilidad social implica una serie de políticas y prácticas desde las cuales las empresas y organizaciones implementan acciones, procesos y relacionamientos con sus grupos de interés. La responsabilidad social es un proceso de gestión, “una manera acertada de hacer las cosas, con ética y responsabilidad”. Y para que esto sea posible, resulta clave destacar el rol de los directivos y su toma de sus decisiones coherentes entre lo que la empresa hace y realiza diariamente.
Durante estos meses difíciles de pandemia, estamos observando diversas respuestas y comportamientos empresariales. Algunas empresas, como el caso de la Panadería San Antonio, decidieron reinventarse rápidamente y mantuvieron el negocio operativo, y de esta manera consiguieron que sus colaboradores no perdieran el trabajo. Otros negocios, implementaron acciones a favor de sus clientes, como el caso de algunas Cajas de Ahorros que ofrecieron congelamiento de deudas, siempre que fue posible. Y ahora durante el levantamiento del estado de emergencia, las empresas siguen respondiendo de acuerdo a su contexto, el rubro al que pertenecen pero también respondiendo a la ética de sus directivos. Esta mirada a largo plazo les permite visualizar oportunidades y generar nuevas maneras de gestionar sus negocios, adaptándose al cambio. Pues lo relevante siempre será mantener el negocio operativo. La primera responsabilidad de todo empresario siempre será la estabilidad económica pero que a su vez sea coherente y encaminada a buscar y promover la responsabilidad social, ambiental en una buena gobernanza corporativa.
Ante esto, debemos anotar que la responsabilidad social no se trata de grandes inversiones, pero sí de grandes decisiones. Hoy más que nunca se pone en evidencia el valor de la adecuada gestión responsable. Por tanto, promover prácticas responsables y sostenibles nos invita a ser solidarios, pero sobre todo a actuar de una manera concreta para mantener la empresa operativa. Esa es hoy la primera responsabilidad. Por ejemplo, podemos mencionar el caso de la señora Patricia Wong, quien es propietaria de restaurantes. Ella desde el inicio de pandemia decidió seguir adelante, pensando en sus colaboradores. Cocinaba para sus colaboradores y sus familias y posteriormente inició con los delivery. El ímpetu de esta empresaria llegó a las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales y hoy sus restaurantes tienen un mayor número de clientes que antes de la pandemia.
Sin duda, las empresas que hoy deciden ser responsables, solidarias y empáticas con sus grupos de interés podrán tener larga vida en su negocio. El ejercicio de la responsabilidad en tiempos de pandemia se convierte en un modelo de gestión más que necesario para la reactivación económica del país. En esta nueva normalidad, no solo debemos hablar de digitalización, nuevas tecnologías, marketing digital, emprendimientos, sino también de ética y responsabilidad social en los negocios.
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