Definitivamente la vida laboral de muchos de nosotros ha cambiado, y para los que estamos teletrabajando desde casa hay aspectos que debemos de cuidar para que esta etapa no sea contraproducente.
La tecnología tiene muchas ventajas y trae muchas cosas buenas. Pero también puede traer situaciones difíciles en las que nuestro mundo emocional puede verse afectado: ansiedad, frustración, desgano, irritación, entre otras emociones desagradables pueden emerger. Plazos por cumplir, disponibilidad horaria ampliada, aprendizajes rápidos y forzados, entre otros, pueden hacer que sintamos que los recursos con los que contamos son menores que las demandas, generando lo que hoy se conoce como tecnoestrés (efectos negativos del uso de la tecnología en nuestra vida emocional y vincular). Este término fue acuñado en 1984 por el psiquiatra norteamericano Craig Brod, quien lo define como “una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable”.
Asimismo, el estar muchas horas sentados frente a una pantalla, y digitando constantemente puede traer riesgos para nuestra salud: lesiones articulares, tensiones musculares, dolores producidos por malas posturas, cefaleas, entre otros problemas más que podrían complicar nuestra salud física.
El gran reto: encontrar un equilibrio entre el teletrabajo y nuestro autocuidado. ¿Qué se puede hacer al respecto?
* Intentar organizarnos lo mejor posible, con horarios y espacios de trabajo que tratemos sean inamovibles (y pongo "tratemos" porque todos sabemos que en una casa siempre hay imprevistos y situaciones por resolver).
* Poner límites si es necesario. Las personas que necesitan nuestros servicios deben entender también que hay horarios que no deben invadirse y que también se tiene el derecho al descanso. El límite lo tiene que poner uno mismo, especificando los horarios en los que se está disponible (excepto casos de urgencia).
* Dentro del horario que organices pon momentos de pequeños descansos, para que puedas pararte un rato, estirarte, ir a comer algo. Se recomienda que por cada 50 minutos de trabajo de corrido podamos hacer pausas de 10 minutos.
* Ten también bloques mayores de descanso. Pueden ser a la hora de almuerzo una a dos horas (dado que el horario por las tardes y noches se ha extendido) y en la tarde una hora más si es que tienes que trabajar hasta horas de la noche.
* Asigna un horario para ir a dormir. Trata de no desvelarte trabajando o de quedarte hasta altas horas de la noche. Procura dormir ocho horas.
* Inserta en tu horario actividades relajantes y de disfrute. Fines de semana trata de pasar más tiempo con la familia o con quiénes estés en casa, y de hacer las cosas que más te gusten.
* Si puedes hacer deporte o algún tipo de actividad física al menos tres veces por semana sería ideal.
* También es importante que tengas dentro de tu agenda momentos de aquietar tu mente, meditar, orar si eres creyente. El aquietar la mente es un poderoso protector contra el estrés. Los ejercicios de conciencia plena ayudan mucho.
* No descuides tu vida amical, mantente en contacto con tus amigos a través de la tecnología (esa es una de las ventajas que tenemos), el hecho de no poder verse presencialmente no implica alejarse. La distancia física no tiene por qué ser distancia emocional.
* Escucha a tu cuerpo: él te avisará cuando debes parar. Y hazle caso. Hay que ser conscientes del cuerpo y cuidarlo. Si sientes malestares físicos, trata de identificar qué los está causando, toma acciones para aliviarlos, y si lo que haces no es suficiente consulta con un médico antes de que el problema empeore.
Termino este artículo reforzando el hecho de que hoy por hoy es una bendición poder continuar con trabajo a través de esta modalidad tecnológica, y que depende de cada uno de nosotros el poder seguir adaptándose a esta nueva realidad y buscar maneras de encontrar ese equilibrio entre las exigencias del trabajo, la vida familiar y los espacios de contacto con uno mismo.
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