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Javier Cercas: "Soy un desarraigado geográfico y espiritual, la literatura es mi modo de estar en el mundo"

Javier Cercas ganó el Premio Planeta 2019 con su novela
Javier Cercas ganó el Premio Planeta 2019 con su novela "Terra Alta". | Fuente: Hay Festival Arequipa | Fotógrafo: Daniel Mordzinski

Como antesala a su participación en el Hay Festival Arequipa 2020, RPP Noticias conversó con el escritor español Javier Cercas sobre su vocación literaria, su laureada novela “Terra Alta” y el poder de la literatura.

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Sostenía Jorge Luis Borges, citando al inglés Rudyard Kipling, que un escritor estaba permitido de concebir una fábula, pero no la moraleja. Una idea que parece definir la obra del español Javier Cercas, autor de una decena de novelas, entre las que resaltan títulos imprescindibles como “Soldados de Salamina”, “Anatomía de un instante” y “El impostor”.

Sus ficciones buscan producir preguntas incómodas en sus lectores, sacarlos de su zona de confort biempensante y llevarlos a dudar de sus certezas. Y es que, aunque admite que las novelas no pueden acabar con la pandemia, sí que cambian el mundo. “La literatura cambia el mundo cambiando la percepción de los lectores”, dijo a RPP Noticias.

Con una secuela de “Terra Alta”, su novela ganadora del Premio Planeta 2019, camino a publicarse el próximo año, Javier Cercas afirmó sin miedo que la crisis sanitaria no puso en alto sus actividades como escritor. Este 6 de noviembre, participará en la edición virtual del Hay Festival Arequipa 2020, en una charla con la escritora peruana Karina Pacheco.

Has dicho que empezaste a escribir tras la pérdida de tu fe religiosa. ¿Detrás de toda vocación literaria hay un desencanto con el mundo?

Más que un desencanto, yo creo que una pérdida. Quizás es generalizar demasiado, porque cada vocación puede surgir de cosas distintas, pero creo que es bastante general el caso de que la vocación nazca de eso: de un desajuste, una pérdida, algo que te falta. Al fin y al cabo, lo natural es leer. Escribir es algo especial. Ponerte a inventar mundos que no existen tal vez solo se hace porque el mundo tal y como existe no te gusta. Porque en ese mundo que vives, hay algo importante que te falta.

Con

Con "Terra Alta", que narra la investigación en torno a un asesinato por parte del policía Melchor Marín, Javier Cercas ganó el Premio Planeta 2019.Fuente: Editorial Planeta

¿A qué perdidas vinculas el origen de tu interés por escribir?

La vinculo a dos pérdidas: uno, la pérdida de mi lugar en el mundo. Soy, esencialmente, un inmigrante, un tipo que migró en el interior de España, desde el sur hasta el norte. Nací en un pueblo muy pequeño donde estaba muy protegido, mi familia era muy grande y en el pueblo éramos ricos. Eso es una pérdida, un desarraigo geográfico, familiar.

Y luego ocurrió un desarraigo espiritual. Mi familia era católica y perdí la fe en el momento mismo en que quise ser escritor, o al revés, quise escritor cuando perdí la fe. Creo que busqué en la literatura un sustituto de las certezas que la religión proponía. En la adolescencia, periodo decisivo, empecé a leer de una manera distinta, libros y autores distintos. Empecé a leer ya no por entretenimiento ni pasar el rato, sino en busca de conocimiento de mí mismo, del mundo y de esa seguridad que había perdido.

Es paradójico, porque buscar un refugio en la literatura significa la apertura de muchas dudas.

Es totalmente paradójico. Pero yo no sabía eso entonces cuando busqué un sustituto en la literatura. Las verdades de la literatura son exactamente lo contrario de las verdades religiosas: son verdades paradójicas, contradictorias, ambiguas, poliédricas. Don Quijote está totalmente loco, pero está totalmente cuerdo. Don Quijote es ridículo, pero también es heroico. Y esas verdades son lo contrario de las verdades de la religión. Por eso, la religión tiene una relación muy conflictiva con la ironía de la novela.

Javier Cercas alcanzó la fama internacional con su novela
Javier Cercas alcanzó la fama internacional con su novela "Soldados de Salamina", que en el 2021 celebra sus 20 años de publicada. | Fuente: Hay Festival Arequipa | Fotógrafo: Paul Musso

Llamémoslo desencanto o pérdida, ¿contra cuáles luchas actualmente en tu literatura?

La literatura para mí se ha convertido en mi modo de estar en el mundo. Que el mundo no está bien hecho es algo que sabemos todos. La realidad no nos da aquello que le pedimos, porque los seres humanos pedimos mucho. De eso hablan algunas novelas fundamentales. Alonso Quijano, ¿por qué se convierte en Don Quijote? Porque la vida es insuficiente para él. La literatura, en este sentido, siempre es una lucha contra las insuficiencias de lo real. Yo soy escritor porque estoy insatisfecho. Soy un desarraigado geográfica, espiritual y moralmente. Y la literatura siembra la insatisfacción en el lector. Al lector el mundo le parece poco, quiere vivir más. Y por eso, la literatura es peligrosa para el poder.

Vivimos en un estado de alerta y para más de un escritor o escritora ha sido paralizante en términos creativos. ¿Te ha ocurrido lo mismo? ¿Cómo has llevado este periodo de encierro?

Alguna vez he dicho que, si esto no fuese una catástrofe colectiva, sería una bendición personal. Y esto suena mal, pero es la verdad. Que es una catástrofe colectiva no es ninguna duda. Pero yo, Javier Cercas, no puedo hacer nada contra ella. O, mejor dicho, lo mejor que puedo hacer contra ella, es quedarme en casa. Y lo que hacemos los escritores es quedarnos en casa. Nuestra vida consiste en leer, escribir, ver películas, escuchar música y pensar en las musarañas. Además, he suspendido un montón de viajes. Tenía que ir al Perú, a Argentina, a Estados Unidos, montones de sitios y no lo he hecho. Como todo el mundo he salido perjudicado: gané el Premio Planeta el año pasado y se han vendido menos libros míos, pero me da igual. Yo me dedico no a vender libros, sino escribirlos. Mi familia está bien, no he tenido pérdidas.

Postulaste en “El punto ciego” que una novela formula una pregunta incapaz de responderse. ¿Qué pregunta pone en marcha a tu novela “Terra Alta”?

Los novelistas formulamos preguntas complejas de la manera más compleja posible, pero no debemos responderlas. Lo tenemos terminantemente prohibido. O al menos no debemos responderla de manera clara, univoca, taxativa, inequívoca. Nuestras respuestas siempre son ambiguas, poliédricas, contradictorias, esencialmente irónicas. La respuesta es la propia búsqueda de una respuesta a la propia pregunta del libro.

En “Terra Alta”, como en muchas de las novelas que me gustan, hay una pregunta y un aire policíaco. Y esa pregunta superficial —¿quién asesinó a los Adell, los propietarios de la mayor empresa de la comarca de la Terra Alta?— se resuelve. Pero hay otra pregunta, la más importante, y esa no se resuelve. Es esta: ¿es legítima la venganza cuando la justicia no nos hace justicia? Ese es el verdadero tema del libro. Por supuesto, tú y yo y cualquiera respondería que la venganza nunca es legítima. Sin embargo, ¿qué hacen las novelas? A cambio del placer que proporcionan, ponen en cuestión nuestras certezas, nos obligan a colocarnos en una posición moral dudosa, nos sacan de nuestras casillas, nos obligan a entender a gente que de otro modo no estaríamos dispuestos a entender.

Aunque catalogada como un policial, “Terra Alta” no es estrictamente una novela de género. ¿Qué te seduce del policial como para que recurras a sus herramientas en más de una ocasión?

Esta novela es quizá más policial que las anteriores, pero en todas había un enigma y alguien que intenta resolverlo. Y ese es el esquema fundamental del policial. ¿Qué me atrae de él? Sinceramente no lo sé. No me propuse escribir una novela policial. Lo que me propuse es lo que me propongo al escribir cualquier novela: escribir el mejor libro posible. No es que sea un aficionado o un lector de novela policial como lo era Borges, pero algunas de las cosas que él veía para mí son muy atractivas. Por ejemplo, su rigor estructural.

El policial es muy atractivo por otras cosas, pero hay una muy importante. Hay gente que todavía cree que el género policial es menor, y esto me asombra, porque no existen géneros mayores o menores, sino formas mayores o menores de usar los géneros. Y hay una superstición de nuestro tiempo, que dice que la buena literatura solo puede ser una literatura minoritaria, secreta, casi de catacumbas. Esta es una superstición que tiene apenas un siglo y medio de existencia, que no tiene nada que ver con la realidad. No estoy diciendo con esto que solo la literatura popular es buena literatura, sería tan estúpido como decir lo contrario. Lo que digo es que lo mejor que puede ocurrirle a la literatura es volver a ser popular, decir cosas relevantes a la gente. Y para mí la humildad del género policial, su carácter popular, es estupendo.

Para terminar, ¿qué estás leyendo actualmente? ¿Qué hay sobre tu mesa de noche?

Siempre leo muchas cosas al mismo tiempo. Tengo los relatos completos de Kipling, la última novela de Sara Mesa, los relatos de Don Winslow, las fábulas de Italo Calvino, la poesía de Nicanor Parra. Tengo las obras completas de Oscar Wilde, que siempre leo y releo, porque para mí es uno de los escritores que mayor felicidad me deparan. En fin, leo muchísimas cosas de manera caótica. Voy leyendo sin ningún orden, por puro placer. Soy un lector hedónico.

Marco Zanelli

Marco Zanelli Redactor

Bachiller en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Interesado en literatura, música, teatro, cine, series y arte.

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