Humbelina Varillas, maestra en el distrito de Oxapampa, fomenta el aprendizaje intergeneracional e intercultural con el arte como herramienta educativa. Su trabajo fue reconocido con las Palmas Magisteriales en el 2020.
Los docentes transmiten aprendizajes fundamentales como lenguaje y matemáticas, pero también cumplen un rol importante en promover la diversidad cultural. Prueba de ello es Humbelina Varillas Horna, quien ganó las Palmas Magisteriales 2020 como reconocimiento a su labor docente comprometida con preservar la cultura de los adultos mayores de Pozuzo, distrito de Oxapampa, en Pasco.
Humbelina es profesora de secundaria del colegio público N° 34225 Alexander von Humboldt. Todo comenzó cuando llegó a la localidad oxapampina para ser profesora de una escuela durante seis meses; sin embargo, ya transcurrió un cuarto de siglo y su experiencia en el lugar la motivó a quedarse y se convirtió en su mayor motivación profesional.
“Cuando llegué a Pozuzo en 1996, pude percibir la nostalgia de los abuelitos, en ese entonces era la cuarta generación de los descendientes austro-alemanes. Ellos sentían que iban perdiendo sus costumbres y que la aparición de la carretera empeoraría la situación”, cuenta. De esta manera, empezó lo que se reconocería años después como una buena práctica de enseñanza, pues incorporó en sus clases testimonios, historias y costumbres de estos adultos mayores que sus alumnos recogían en poemas, cuentos y canciones.
Para lograrlo, se acercó a cada uno de esos hombres y mujeres que superaban los setenta años y tocó la puerta de sus hogares para convencerlos de que la única manera de conservar su identidad era contándola a las nuevas generaciones.
Gracias a esta iniciativa es que la profesora Huby, como le dicen de cariño sus alumnos, ha institucionalizado una nueva manera de enseñar, fomentando el aprendizaje intergeneracional e intercultural con el arte como herramienta educativa.
La educación como vocación
Humbelina se dio cuenta de que su nombre traía consigo una revelación cuando su profesor de tercero de media le contó que umbela es una planta que significa “protección”. A ella le bastó escuchar esa palabra para definir el rumbo de su vida y desde ese momento, ha desempeñado su profesión con fe, perseverancia e innovación para la enseñanza.
Su labor docente empezó en Pariacoto, su pueblo natal en Áncash, cuando los frailes Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowsk –reconocidos como “los mártires de Pariacoto” tras ser asesinados por Sendero Luminoso– descubrieron sus dones de maestra y le ofrecieron apoyarla para que estudiara con la promesa de hacerla responsable de dirigir una universidad que ellos vislumbraban.
“Ellos me dieron el ímpetu porque me costó mucho estudiar. Fui becada en la Universidad Marcelino Champagnat y estudiaba desde muy tempranito para ser la mejor de la clase, sabía que mi camino era ayudar”, recuerda la maestra Humbelina.
Las clases en las escuelas públicas ya comenzaron este año y, pese a la pandemia, la maestra Huby trabaja junto a los padres de familia, para llevar a cabo un año alentador de manera remota.
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