Una reciente investigación periodística de Mayté Ciriaco publicada en un medio nacional, menciona que los textos escolares que las y los estudiantes de escuelas privadas deben comprar, no necesariamente van en la línea del currículo nacional para la educación básica ¿Qué leen los niños, niñas y jóvenes en las casi 25 000 instituciones educativas privadas en el Perú? Es algo que debiera importarnos a todos y todas.
Leer es indispensable y debemos tener la oportunidad de acceder a textos a través de diversos medios, textos de todo tipo y tinte para conocer, informar, fortalecer o cambiar nuestras posturas, tomar decisiones, conocer otros mundos o simplemente gozar. Pero lo que se lee en las áreas de aprendizaje de las instituciones educativas requiere ser orientado con responsabilidad para alcanzar las competencias básicas. En ese sentido, cabe distinguir aquellos textos diversos (que deben ser todos los posibles) en las bibliotecas escolares de aquellos textos básicos que fortalecen el desarrollo del currículo.
La justicia ya se pronunció sobre los textos escolares editados por el Minedu, absurdamente cuestionados por los integrantes de CMHNTM, quiénes, según Ciriaco, llegaron a hacer quemas de libros en Huancayo y Cusco (al estilo de los fundamentalismos más nocivos en el mundo). Pero, qué con los libros que las instituciones privadas imponen a puertas cerradas ¿Estamos seguros que dichos textos están ofreciendo a los niños y niñas la mejor formación? ¿Responden a intereses de iglesias y movimientos que ofrecen conocimientos e información parametrada a tono con sus posturas? ¿O acaso se coluden con los intereses de las casas editoriales sin importarles lo que contienen?
Son casi 2 millones de niños, niñas y jóvenes que están en la educación básica privada y no podemos desentendernos de lo que allí sucede, más aún si ellos y ellas, tan igual que los atendidos por la educación pública, tienen derecho a una educación de calidad que les permita desenvolverse en la vida, tomar decisiones y fortalecer su humanidad. Por ejemplo, un guiado respetuoso y responsable para el autoconocimiento de sus cuerpos y su sexualidad a cargo de sus docentes, resulta indispensable para sus vidas. Como lo he dicho antes, no hay tema tabú, pero si corresponde un manejo pedagógico pertinente en casa y en la escuela. Después de todo, las inquietudes de nuestros hijos e hijas que no seamos capaces de responder, las responderán por su cuenta, lo cual es bastante común, aunque a veces los lleve a conductas de riesgo con consecuencias complicadas para sus vidas.
El Minedu tiene responsabilidad a través del Observatorio Nacional de Textos Escolares de filtrar aquellos textos que no sean adecuados y útiles para los estudiantes, pero en casa toca acompañar los procesos pedagógicos de los niños y niñas, en especial de las instituciones educativas privadas, y de allí el ejercicio responsable y vigilante a través de los mecanismos de participación que existan. Aunque la educación no es mercancía, no siempre pagamos un justiprecio por el servicio educativo que reciben nuestros hijos e hijas.
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