Con Camilo Sesto, y otras figuras, la canción melódica vivió su gran esplendor en España. En sus canciones afloró su amor por The Beatles y con letras como "Vivir así es morir de amor" enseñó a bailar las penas.
Gracias a figuras como Camilo Sesto, la canción melódica (infravalorada bajo la etiqueta de "música ligera") vivió en España años de gran esplendor en los 70. Él fue uno de los últimos de una estirpe que hizo de este un género de peso a reivindicar.
"Algo de mí", su primer número 1 en solitario incluido en el álbum homónimo, ya daba pruebas del valor de la obra que estaba por llegar, con un desgarro melodramático que siempre lo acompañó y dio mayor carga simbólica a sus letras.
Camilo Sesto, (España, 1946), abrazaba en su manera de interpretar la tradición levantina de Nino Bravo y, por extensión, otros representantes de la canción italiana. Aquella, como la francesa, dos ramificaciones de la "música ligera", siempre fueron mejor valoradas que la canción melódica de España, especialmente en las décadas siguientes, gracias al ascenso del rock.
AMOR POR LOS BEATLES
En las creaciones del intérprete de "Melina" aflora su amor declarado por la fuerza melódica de The Beatles, que se internó en otros territorios como el del rock ("Jesucristo Superstar") y que con letras como "Vivir así es morir de amor" enseñó de forma pionera a bailar las penas para convertirlas en un triunfo.
Las composiciones que cantó Camilo Sesto, ya fuesen de su puño y letra o de maestros del género, gozaban de una complejidad digna de ser reconocida, con unos arreglos especialmente ricos que él a menudo supervisó o ayudó a cimentar como productor o coproductor.
Aquellos arabescos musicales tenían sentido solo porque los respaldaba la versatilidad y rango vocal de un Camilo Sesto que, como intérprete, fue reivindicado como uno de los artistas que mejor supo llevar a escena el musical "Jesucristo Superstar", con partitura original de Andrew Lloyd Webber.
EL AUGE DEL ROCK
Su producción discográfica presentó un acompañamiento orquestal, como ejemplo emblemático "Amor libre" (1975), con 75 millones de copias vendidas hasta la fecha. En directo también había que respaldar aquella riqueza instrumental, lo que derivaba en giras hasta que los gustos populares cambiaron.
La fórmula básica del rock, que se asentó con fuerza en España con la llegada de la democracia y de los años 80, implantó un modelo mucho más eficiente desde el punto de vista logístico y económico que solo requería de una guitarra, un bajo, una batería y un vocalista que a menudo también tocaba.
Salvo en el caso de otros supervivientes de aquella estirpe como Raphael, la música de corte sentimental nunca volvió a ser lo mismo en España y sus representantes posteriores (David Bisbal y Luis Fonsi) pocas veces tuvieron la oportunidad de interpretar con semejante parapeto orquestal composiciones que, de partida, ya eran escritas sobre el sobrio patrón instrumental del rock. (EFE)
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