Antes de que el sistema hospitalario de Arequipa colapse, la Contraloría y la Defensoría hicieron advertencias y exhortaciones a través de informes para una mejor gestión del Gobierno Regional de Arequipa ante la pandemia. Tres meses después, el Gobierno Central tuvo que intervenir directamente para evitar un peor escenario. Aquí, un informe de RPP Noticias.
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La crisis sanitaria en Arequipa por la COVID-19
Arequipa es la ciudad que, actualmente, sufre más por el nuevo coronavirus. Hasta el 15 de junio, la Gerencia Regional de Salud reportaba seis mil personas infectadas. Ahora, la cifra se ha elevado seis veces y bordea los 40 mil, generando el colapso de los hospitales.
¿Cómo se llegó a esta crisis a pesar de haber tenido más de tres meses para prepararse?
A través de un informe del 9 de julio, la Defensoría del Pueblo indicó que el Gobierno Regional de Arequipa (GRA), encargado de los hospitales del Ministerio de Salud (Minsa) en esta jurisdicción, había gastado apenas el 40% de los 25 millones de soles que el gobierno central le había asignado en los inicios de la pandemia para la lucha contra la COVID-19.
En ese momento, el gasto del GRA se ubicaba entre los peores del país. Sin embargo, hoy, según el observatorio del Minsa, el GRA registra un gasto del 74% del presupuesto, con lo cual, más bien, ha pasado a liderar el ránking de eficiencia. Pero con un detalle de por medio: la intervención del gobierno central en la administración de la salud.
Pero es preciso regresar a las semanas anteriores al colapso para entender cómo evolucionó el manejo de la pandemia en la 'Ciudad Blanca'. El gerente regional de Control de Arequipa, Fabio Niño De Guzmán Paredes, dijo que el 16 de marzo, es decir, cuando recién entraba en vigencia el estado de emergencia en el país, su institución hizo 51 observaciones al GRA.
Estas advertencias marcaban las condiciones en las que estaba el sistema de salud, desde la falta de médicos y camas para la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), hasta la ausencia de servicios higiénicos para pacientes y personal de salud. Cuatro meses después, comentó, siguen esperando respuestas a las observaciones.
“Hoy, conseguir un balón de oxígeno en Arequipa, cuesta cinco mil soles. Cuando quieres ingresar a una cama UCI, te dicen que tienes 50 personas antes. Yo creo que al llegar la ola a Arequipa en julio, tuvimos cuatro meses para prepararnos mejor. Pero no funcionó”, señaló Niño de Guzmán.
El descargo
El gobernador regional, Elmer Cáceres Llica, no suele dar entrevistas y evita el contacto con la prensa. Solo después de la explosión de la pandemia en su jursidicción, ha salido unas cuantas veces a declarar. Pero sí lo han hecho otros funcionarios. Para el gerente de Planeamiento, Presupuesto y Ordenamiento Territorial, Javier Rospigliosi, la gestión regional no es responsable de la crisis en Arequipa.
"Del 100% de los 25 millones del presupuesto para la contención y respuesta de la COVID-19 (destinados a Arequipa), el 70%, es decir, 17 millones, es para el pago de remuneraciones. Hemos demostrado científicamente que nuestra ejecución es óptima", dijo en una conferencia de prensa el jueves 23 de julio.
Ante la pregunta de ¿por qué entonces 74 trabajadores del hospital Honorio Delgado denunciaron que no les pagaban más de un mes?, Rospigliosi justificó el retraso por temas burocráticos. Según comentó, el GRA no podía pagarles el 8 de julio, cuando cumplieron un mes de trabajo, porque el sistema tiene programado depositar sueldos del sector salud el 23 de cada mes.
El vocero de Acciones COVID-19 del Gobierno Regional de Arequipa, Ranulfo Jara Begazo, dijo que, si la partida que recibieron del Ejecutivo fue destinada casi en su totalidad para el pago de sueldos del personal, las mejoras en el sistema de salud fueron hechas con recursos propios como el dinero del canon minero. Y eso, aseguró, se debe destacar.
“Hemos invertido 20 millones de soles de recursos propios en mejorar el área de emergencia, área de hospitalización y del centro quirúrgico del hospital Honorio Delgado. Siete millones en mejorar la emergencia del hospital Goyeneche. Medio millón en la implementación del laboratorio molecular. Tres millones en el centro de aislamiento de Cerro Juli y un millón 400 mil en el cementerio”, enumeró Jara.
¿La inversión fue efectiva?
A pesar de los montos invertidos por el GRA, desde hace dos semanas se ve un colapso en el sistema hospitalario de Arequipa. En las afueras de los establecimientos médicos se observan filas y pacientes pegados a balones de oxígeno esperando por una cama. Sus familiares, al lado, oscilan entre la incertidumbre y desesperación. Es más, se han reportado muertes de personas con síntomas de la COVID-19 en las afueras de los hospitales por falta de atención médica.
De hecho, uno de los casos emblemáticos fue el de la señora Celia Capira, quien el domingo 19 de julio intentó detener los vehículos de la comitiva que trasladaba al presidente Martín Vizcarra. Entre lágrimas y con desesperación, la mujer pedía que Vizcarra visitara las carpas instaladas en las afueras del hospital Honorio Delgado para que vea la situación de los pacientes, entre ellos, su esposo Adolfo Mamani. Pero el mandatario nunca paró y siguió defrente. Tres días después, Mamani fallecíó víctima de la COVID-19 y el caso de Capira quedó como símbolo, lamentable, de la crisis sanitaria en Arequipa.
Según el consejero regional, José Luis Hancco, el Gobierno Regional de Arequipa ha usado el dinero, pero no de una manera efectiva.“Una muestra clara es el hospital Goyeneche. Hicieron trabajos de adecuación que no sirven para nada, no se usan", comentó.
Además, denunció que la gestión de Cáceres Llica trabaja con desorden porque no hay registro del dinero gastado y las compras se hacen de forma directa. “En el Honorio Delgado se hizo adquisición de varios equipos ¿Es bueno? Sí es bueno, pero el procedimiento fue incorrecto porque las compras se hicieron en abril y los requerimientos, en mayo”, añadió.
Hancco también consideró irregular una compra hecha en Majes (provincia de Caylloma), cuando se instaló un centro de aislamiento cuyas sábanas se compraron a una ferretería. Días después, el gerente ejecutivo de la Autoridad Autónoma de Majes (conocida como Autodema, organismo que depende del gobierno regional), Napoleón Ocsa justificó la adquisición afirmando que la empresa a la que le compraron, no solo vende materiales de construcción sino otros productos y que, debido a la emergencia, se hizo la compra.
La falta de oxígeno en una ciudad de altura
El panorama que se vio en otras regiones del país se empezó a observar en Arequipa. Día a día se aprecian largas filas de personas en las afueras de las plantas de oxígeno, buscando recargar balones para que sus familiares infectados con el nuevo coronavirus puedan seguir respirando.
A inicios de julio, desde las cuatro de la mañana, varias personas hacían filas en los exteriores de la planta de producción de Praxair, ubicada en el parque industrial de Arequipa, para dejar sus balones y luego, al día siguiente, recogerlos recargados. La demanda ha ido creciendo y esta semana, la planta de Oxyman, ubicada en el kilómetro 6 de la Variante de Uchumayo, luce con largas filas en sus exteriores.
Diego Ramos, fotógrafo que cubre la pandemia en la ‘Ciudad Blanca’ para medios internacionales, contó a RPP Noticias que durante sus visitas a estos puntos de la ciudad comprobó que no solo había familiares que compraban oxígeno para llevarlo al hospital. También, había personas que recargaban los balones para llevarlos a casa y tratar a sus parientes ahí, en sus propias viviendas.
El problema del oxígeno también fue advertido por la Defensoría del Pueblo. Primero, en su informe 018-2020-DP del 16 de junio, a través del cual indicaba que no había información certera del abastecimiento de este elemento en la región Arequipa.
En un segundo, del 7 de julio (022-2020-DP), el organismo advertía que había problemas con el abastecimiento de oxígeno en el hospital Honorio Delgado. Según el informe, el establecimiento médico tenía capacidad para dotar de oxígeno a los pacientes solo por un tiempo de 12 horas.
Así, la observación apuntaba a que se necesitaba garantizar que el tanque de 6 mil 750 metros cúbicos sea recargado con la frecuencia necesaria. Al día siguiente, el Gobierno Regional de Arequipa anunciaba que un nuevo tanque, de 20 mil metros cúbicos de capacidad, entraba en funcionamiento.
En julio, ya la situación se desbordó y ahora sí, Arequipa vive sus horas más difíciles, aquellas que algunos nunca pensaron que llegarían cuando veían las imágenes de la desesperación en Iquitos o Chiclayo, las primeras ciudades golpeadas del país.
Tan fuerte es la crisis que el Ejecutivo emitió el Decreto de Urgencia 086-2020 que dispone al Minsa intervenir en la gestión de salud de la región Arequipa, la primera medida de esa naturaleza en lo que va de pandemia en el Perú.
La reacción inicial del gobernador regional Elmer Cáceres Llica fue una especie de desestimación y autosuficiencia. "Es una intervención de acompañamiento, de asistencia y de recursos. O sea, no van a manejarla (la Gerencia de Salud). Además, nosotros tenemos que enseñarles a ellos cómo manejar (la crisis). Está demostrado que nosotros hemos trabajado bien", dijo. Pero dos días después, Cáceres bajó el tono y afirmó que el GRA se alinearía a los lineamientos del Gobierno Central.
Al cierre de este informe, Arequipa registraba 804 fallecidos por el nuevo coronavirus y 38 mil 139 casos positivos. La lucha sigue.
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