En poco más de diez años la presencia de mujeres en puestos de toma de decisión, a nivel político y empresarial, ha aumentado en Perú, pero a paso lento. Expertas consultadas por RPP Data analizan las barreras que enfrentan las mujeres en su ascenso profesional y las medidas necesarias para reducir esta brecha.
De las 218 empresas que actualmente cotizan en la Bolsa de Valores de Lima (BVL) 105 cuentan con una mujer dentro de su directorio, según un estudio de Centrum PUCP, WomenCEO Perú y PwC del 2023. Y si revisamos la data de cuántas compañías tienen a una mujer como presidenta de estos directorios, la cifra disminuye hasta 14.
A pesar de esto, la representación femenina en los puestos de toma de decisiones ha ido aumentando en los últimos años. En el 2012, solo había seis presidentas de directorios dentro de las empresas peruanas, indica el informe mencionado; sin embargo, este aumento a 14 sigue siendo aún muy lento.
“En líneas generales, se ha avanzado un 5% desde el primer estudio que realizamos en el 2012. Esto tiene relación con una mayor toma de conciencia y perspectiva de inclusión [por parte de las empresas], pero es un avance desalentador. Son muy pocas mujeres aún y estamos perdiendo la oportunidad de seguir creciendo y tener negocios más sostenibles”, explica Cecilia Flores, presidenta de WomenCEO Perú.
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Participación de mujeres en puestos de toma de decisión aumenta, pero a paso lento.
Estereotipos de género en el liderazgo femenino
Una de las principales barreras que enfrentan las mujeres para ascender en su carrera profesional son los estereotipos de género. Suegún Bárbara Castro, especialista en liderazgo corporativo y docente de Pacífico Business School un reciente estudio de la Universidad de Harvard demuestra el impacto de estos sesgos.
"[El estudio señala que] por ejemplo, frente a una terna final en un proceso de selección para ascensos, los miembros del jurado favorecen en un 75% a los hombres y en un 25% a las mujeres. Esto (...) se comienza a notar en el porcentaje reducido de mujeres en los puestos de dirección de las empresas peruanas", sostiene.
Bárbara Castro añade que uno de los mitos que suelen afectar más a las mujeres es la creencia de que son menos capaces de ejercer puestos de liderazgo que los hombres. "Posiblemente este estereotipo esté basado en la falsa idea de que las mujeres somos más propensas a dejarnos llevar por nuestras emociones y a adoptar decisiones irracionales, cuando las investigaciones demuestran que tanto mujeres y hombres tenemos la misma probabilidad de ser emocionales en el lugar de trabajo", refiere.
Otra de las barreras para el liderazgo femenino es la diferencia de roles en el hogar. El Instituto Peruano de Economía (IPE) alertó que cuatro de cada 10 mujeres dejan de trabajar luego de tener a su primer hijo, según un reciente estudio de la Universidad de Princeton y la Escuela de Economía de Londres. Además, señalan que este efecto continúa aún despúes de 10 años, donde la misma proporción de mujeres no se logra reincorporar al trabajo, principalmente por el aumento de tareas en el hogar.
"Muchas veces son las mujeres las que tienen a su cargo el cuidado de los hijos e hijas a tiempo completo. Esto hace que muchas mujeres no puedan seguir el ritmo [a la vida profesional] porque están con la sobrecarga de los cuidados y si no hay una co-responsabilidad (...) van a verse afectadas", explica Diana Portal, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo.
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Barreras en la representación política
Este escenario se replica en la política peruana. Actualmente, la cantidad de mujeres en el Congreso de la República es la mayor registrada en nuestra historia, con 49 parlamentarias de un total de 130 congresistas. Sin embargo, la cifra cae cuando vemos la representación femenina en los gobiernos locales.
Según datos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) en el Perú solo contamos con 8% de gobernadoras, 4.6% de alcaldesas provinciales y 5.5% de alcaldesas distritales. Ello se debe a que los partidos, en su mayoría, presentan listas encabezadas por hombres para la contienda electoral, señala Diana Portal de la Defensoría. "En el 2022, el 92% de los candidatos a gobernaciones han sido varones. La paridad y alternancia ha sido un avance, pero también tiene que asegurar que se pueda tener como cabezas de listas a mujeres", sostiene.
A esto se le agrega otra barrera: el acoso político que sufren no solo como candidatas sino también durante su gestión. "Muchas mujeres entrevistadas en nuestro informe señalan que soportan su periodo de gobernación o de regidoras, pero sufren tanta violencia que luego ya no retornan a seguir en la vida política. Luchan por llegar a un puesto, logran ser elegidas y luego se encuentran con una serie de obstáculos que limitan su participación política", advierte la adjunta para los derechos de la mujer de la Defensoría.
En nuestro país existe la Ley N° 31155 contra el acoso político; sin embargo, esta se debe mejorar, recomienda la Defensoría del Pueblo. "Uno de los principales vacíos de la norma está relacionado a que no existe una ruta clara para la atención de los casos de acoso político (...) Asimismo, resaltamos la necesidad de que se establezcan mecanismos de supervisión para que las organizaciones políticas adopten las medidas internas que permitan la atención de estos casos", sostiene la entidad en su Informe Defensorial Acoso político contra las mujeres.
Tarea compartida entre empresa, gobierno y ciudadanos
Para Cecilia Flores, presidenta de WomenCEO Perú, este es un problema cultural. "Así como tenemos una serie de problemas de índice social, este es uno más de ellos (...) Puedes tener excelentes normas, como país tenemos una Política de Equidad de Género muy buena, pero lo que importa es trabajar una cultura de conciencia y eso no se está dando", comenta.
En esa línea, la experta en liderazgo corporativo, Bárbara Castro, propone que las empresas deben comenzar a implementar programas de sensibilización y capacitación para eliminar los estereotipos de género. "También se deben establecer objetivos de contratación y promoción de mujeres, además de programas de tutoría o de apoyo a las mujeres para afianzar su autoconfianza y determinación", indica.
Finalmente, los medios de comunicación y las organizaciones educativas tienen un rol determinante para alentar una cultura donde se valore y respete la diversidad de género y se promueva el empoderamiento de las mujeres, refiere Castro.
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